𝑭𝒊𝒍𝒐𝒇𝒐𝒃𝒊𝒂 [𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂𝒗𝒆𝒓𝒔𝒆 - 🇺🇸 𝒙 🇵🇪]

Parte 6

—Y este es el último —dijo exhausto el peruano yendo a la barra, apenas dejó la copas vacías vio la hora en su celular y para sorpresa suya habían varios mensajes, notificaciones, llamadas perdidas de parte de la paraguaya, pensó lo peor al leer todo —Suyay... ¡México me tengo que ir! Es una urgencia.

—¿Urgencia? ¿Qué pasó?

—M-Mi hija, Paraguay fue a mi casa y n-no la encontró tengo que buscarla.

—Te acompaño —habló el estadounidense antes que el tricolor de escudo, Perú asintió y fue por sus cosas para después salir de ese bar con el oji-azul, dejando al latino del norte mudo ante lo que había pasado en su delante.

[...]

—Mi niña ¿Dónde estás? —se preguntaba internamente mordiendo sus uñas ansioso y desesperado.

—Lindo... Calma te ayudaré a buscarla —trató de animarlo provocando que un sollozo se le escapara al bicolor —N-No llores.

Perú no respondió, se hizo bolita en el asiento del copiloto marcando el número de la paraguaya —Pa-Paraguay ¿Ya sabes algo?

—No... Lo siento Perú en serio, debí estar más atenta y-y-y-

—Tranquila, ya estoy por llegar ¿Llamaste al colegio? Tal vez esté ahí.

—Pero como va a llegar allí sola, es muy lejos y peligroso.

—So-Solo llama por si acaso —dijo ahogando su llanto.

Mi princesa, papá va encontrarte...

Una idea pasó por su mente, sus nervios aumentaron.

¿A-Acaso Rusia me encontró? Y si se llevó a mi niña. No, no, no ¡No! No puede llevársela es mi hija, mi pequeña, tan solo imaginar a mi Suyay con él me enferma y aterroriza.

«Te encontraré, imbécil»

Fueron las últimas palabras que escuchó del albino antes de irse de su "hogar"

«A ti y a ese parásito»

[...]

—¿Porqué quiere ver a mi mamá? —preguntó jugando con sus pies, el asiático pasó su mano por su propia nuca desviando su mirada para evitar que la menor viera su sonrojo, Suyay frunció su ceño y tocó la mano del joven alfa —Mi mamá no me quiere dar un papá, así que no logrará nada con él.

—¿E-Eh? NO SUYAY, no es eso —respondió nervioso.

—Tranquilo profesor, no le diré nada —dijo seria, bajándose del banquito dónde estaba sentada —mamá no querría escuchar que usted lo ama. No le gustan los alfas, mi mamá los odia.

—Ya veo...

—Aún si los quisiera no lo aceptaría, así que no se entristezca —dio unas suaves palmadas al regazo del deprimido kazajo, ¿Se suponía que quería animarlo? se preguntó el mayor apoyando su cabeza en sus manos, la rusa-peruana soltó un suspiro —bueno me voy, profesor Kazajistán.

Sin más la pequeña salió a paso apresurado del lugar dónde antes estaba, era hora de comer y eso significaba que faltaba poco para que acabara su horario escolar, no podía esperar para ver a su mamá el día de su cumpleaños. La pasarían genial los dos juntos, jugando, comiendo y riendo.

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