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Al levantarse y bajar a desayunar fue recibido por Tarah que muy animadamente se dispuso a leer un artículo del periódico para él y su madre.

— Buenos días querido hermano, escucha esto — dijo sonriente — fuentes confiables aseguran que anoche el vizconde de Bolingbroke, llamó a la señorita Elsie Williams la mujer más bella del salón. A pesar de las molestias de algunas damas, otras tantas, admitimos que serían una pareja exquisita.

— Buenos días a ustedes también.

— ¿Que sucedió? — cuestionó su hermana — debes contarme por favor.

— No seas chismosa.

— Deja a tu hermano desayunar, ya me encargaré de sacarle información.

— No hay nada para decir —. Dijo tranquilo.

— ¿Es mentira lo que dicen entonces? —. Preguntó Tarah decepcionada.

— No, es verdad.

— Ohh eso es hermoso Nath, ella me gusta como cuñada —. Dijo feliz.

— No será tu cuñada —. Dijo riendo por las ideas de su hermana.

— ¿Por qué no intentas conocerla mejor? —. Cuestionó Mery con dulzura.

— Voy a dejar algo claro — dijo serio, pero siendo amable — ella no será mi esposa, no quiere casarse.

— Así que solo es porque ella no quiere casarse —. Dijo su madre pensativa.

— No, porque aparte de que ella no desea un matrimonio, yo no la he considerado como posible esposa.

— Pero tampoco la has descartado — dijo Tarah dejando pensativo a su hermano — ¡No la has descartado!

— Me voy a mi despacho, ¿pueden pedir que me envíen el desayuno allí? — dijo levantándose — tengo asuntos que atender.

Cuando al fin estuvo tranquilo, sentado frente a su escritorio, se dispuso a hacer un poco de trabajo. Debía preparar los sueldos de sus empleados y leer los informes de cada propiedad que poseían. Era algo que no le divertía mucho, pero debía hacerlo.

Aún no había terminado de hacer todas sus tareas, pero era poco más de las nueve de la mañana y debía ir a visitar a la señorita Williams. Supuso que sería una hora correcta para que la dama estuviera levantada.

Sabía que, si alguien se enteraba de la visita a la señorita, empezarían los rumores de que la cortejaba, pero de todas formas ya habían hablado de ellos en apenas una semana de temporada. Al parecer las revistas estaban obsesionados con ellos. E incluso su familia, lo que le había hecho plantearse porque no la había considerado como esposa, y por supuesto una cuestión, era que ella no quería casarse, pero la otra, simplemente no tenía idea.

Llegó a la casa Williams, y sus pensamientos se vieron interrumpidos. Al bajar y golpear la puerta, rápidamente fue abierta por el mayordomo. Cuando se presentó, el hombre le dijo que esperara unos minutos, iría a ver que las damas estuvieran en casa.

No paso mucho hasta que la madre, Violet si no recordaba mal, apareció con toda su amabilidad, como cada vez que la veía.

— Milord — dijo con una leve reverencia — ¿que lo trae por aquí?

— Señora Williams, he venido a ver a su hija, claro si no es molestia.

— Por supuesto que no, venga pase — dijo guiándolo a la sala — siéntese, iré a buscarla.

[...]

— ¡Elsie, Elsie!

— Madre, ¿qué pasa?

Remendando el corazón © TL #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora