Compañía

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Después de que deje el reino celestial, me quede totalmente sola, había veces que me la pasaba siglos sin decir una sola palabra, cuando lo llegaba a hacerlo olvidaba como se pronuncian las palabras, olvide por completo lo que significa un hogar, inluso al principio llegue a trabajar de sirvienta para los humanos y comí sobras. La vida llena de lujos y los manjares más exóticos habían quedado atrás.

Después de un tiempo me di cuenta que yo no era del tipo lamentable y comencé a hacer negocios alrededor de todo los reinos. Antes los tenía y una gran influencia en el reino celestial, pero esto me sastifase más porque esto es algo que no me puede ser arrebatado.

En cambio, este hombre frente a mí, que no me di cuenta en que momento me sentó en su regazo y me sostuvo de la cintura uniendo nuestros labios en un apasionante beso, no para de hacerme confundir. Nos separamos por la falta de aire.

-¿Qué crees que estas haciendo?

Mi corazón late fuertemente y el collar aparece para hacerme la vida imposible. Él me mira fijamente sin decir una palabra.

Esta situación... Llego demasiado repentina,después de comer vinimos a la habitación y en cuanto se cerraron las puertas me llevo hasta la cama sentándome en su regazo y besándome. Soy débil ante él.

-Dijiste que soy tu esposo, ¿eso quiere decir que ya me has aceptado? Además pediste una sola habitación y que veríamos juntos el festival solo los enamorados lo ven juntos.

Le di un pequeño golpe en la frente poniendo una expresión de enojo.

-Tonto, ¿no viste que nos estuvo siguiendo un demonio cuando llegamos a la capital?

Se sonrojo de un momento a otro bajando la cabeza, debe estar muy avergonzado, esa actitud se me hizo familiar haciendo estremecer mi corazón, aún con el dolor no pude evitar sostenerlo de las mejillas con amabas manos y hacer que me mire. Este hombre es capaz de activar el collar sin hacer nada, se que esta mal ir más allá de cual sea el significado del sentimiento que me hace sentir.

-Lo siento... No creo que pueda corresponderte, veamos lo anterior como un accidente...

Después de eso el demonio ataco nuestra habitación y termino muerte, regresamos al reino celestial.

Esa misma noche en el reino celestial...

De regreso a mi mansión ya anhelaba los viejos tiempos en los que bebía un poco de té sentada en la las ramas de un cerezo, solo era una niña ignorante que no tenía que estar escapando de algo que ni siquiera conoce, el destino es tan desdichado cuando escuche a unas damas decir que el día de mañana va a ver una competencia de artes marciales y que por primera vez asistirán los nuevos dioses, parece que se trata de la competencia que hacen cada cien años. En el tiempo que vivía aquí no podía asistir porque era muy pequeña, sin embargo, siempre he sido excelente en artes marciales no por nada soy hija de los dioses de la guerra, pero también hay otro pequeño problema por el que no puedo usarlas… es una pena que no pueda mostrar mis habilidades por las que he estado trabajando miles de años lo único que puedo hacer es ir a echar un pequeño vistazo. En el reino humano las usaba de vez en cuando para asustar a uno que otro demonio aunque me he hecho fuerte no he tenido la oportunidad de mostrar todo mi potencial.

-Saludos princesa Mei Ling...

-Tú… eres…

-Soy una pequeña bestia que rescato cuando estuvo en el reino de las bestias espirituales, pase años cultivando para transformarme en humano y poder servirle, sus padres me encontraron y me entrenaron, solo que se fue rápido y no tuvieron la oportunidad de presentarme.

-Creo poder recordar una vez me escapé de mi mansión cuando era niña y fui a dar un paseo ahí vi que otra bestia te estaba intimidando, pero no quiero que desperdicies tu vida sirviéndome además solo estoy de paso y se me es difícil esconderme en los reinos me temo que…

Tres reencuentros en una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora