Dios mío, se me había olvidado como se sentía uno después de esto. María se ha quedado dormida. No me extraña llevamos metidos en su habitación una hora y media. Yo tampoco me encuentro con muchas ganas de hacer algo ahora mismo, la verdad es que me levanto a por una Pepsi no por otra cosa.
Pero esto está mal. Digo es mi hermana, no de sangre, pero es mi hermana. Tengo que dejar esto porque no va a acabar bien para ninguno de los dos. Pero no quiero dejarlo. María y yo nos congeniamos muy bien y además no tenemos ningún problema, pero es extraño.
Creo que voy a seguir, y que si en algún momento surge algún problema, habrá que buscar una solución.
Cuando vuelvo ya esta despierta con el movil hablando por FaceTime con una amiga. Me acerco y le recuerdo como está, y rápido se tapa. Se escuchan risas del movil. Supongo que a su amiga le parecerá gracioso.
Me visto delante suyo lo que me parece un poco extraño, y encima le da la vuelta a la cámara y le enseña a su amiga como me cambio. Yo hago que no me he dado cuenta, por no fastidiarle el momento. Entonces cuelga a su amiga.
-Bueno yo me voy al gimnasio, ¿te vienes?- le digo mientras me visto.
-Yo sé otra manera de hacer ejercicio- me dice mientras sonríe.
-¿no te ha valido?-
-Si pero quiero más y se que tú también- me guiña un ojo.
No me lo pienso. Me lanzo a la cama y que vuelva la magia.
Esta vez termina antes. Sobretodo porque estoy empezando a cansarme.
-¿porque te ha dado de repente por hacerlo tanto?-
-Llevo sin verte casi un mes. Pero vamos que si no quieres, ya ves tú me busco a otro y listo- me lo dice muy pícaramente.
-Bueno pues búscate a otro, pero no encontrarás a otro como yo- me rio y ella también se ríe.
-¿Te duchas o que?- le pregunto porque van a llegar los demás y como nos vean así nos va a caer una buena.
-Sí, pero voy a necesitar ayuda- me vuelve a sonreír.
No puedo creerlo. Quiere hacerlo otra vez. Bueno, está claro que no voy a negarme. Así que nos duchamos juntos y aunque intento alejarme todo lo que puedo, porque ya estoy cansado, ella consigue que me meta a fondo y terminamos muy pronto.
No me gusta como se siente bajo el agua, pero es lo que hay. Entonces me acuerdo de que tengo mi movil en el baño.
-vamos a hacernos una foto- le digo mientras cojo el movil.
-¿Así? ¿Desnudos?-
-Si porque no. Venga. Sonríe.-
La foto queda genial, pero a ella le apetece hacer unas fotos mas privadas y al final acabamos haciéndolo otra vez.
Esto empieza a gustarme más. Aunque no entiendo bien el porqué, a María le ha dado por hacerlo sin parar.
Durante las dos próximas semanas, las veces en las que lo hacemos aumenta cada vez más. Por las noches dormimos juntos y le gusta dormir haciendo la cuchara, que no voy a entrar en detalles de lo que es (si queréis saberlo lo buscáis).
Pero llega el día en el que tenemos que volver. Y de verdad lo disfruto, porque el aeropuerto me encanta. Las colas, los controles de seguridad, los cafés... Uno se entretiene y luego en el avión María vuelve a hacer de las suyas. Pero poco y sin ruido porque hay mucha gente y no queremos que se enteren.
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