Llegamos a Madrid a las 1 de la mañana. Estoy súper cansado. Son demasiadas horas de vuelo y encima como me he divertido con María, estoy bastante desganado.
Mi padre se piensa que soy un machoman, de esos que nunca se cansan y me toca llevar maletas.
Cuando llegamos a casa me siento un poco raro. Porque se supone que estas vacaciones eran para unirnos otra vez y casi no he pasado tiempo con papá.
Así que decido ayudarle a subir maletas y así aprovecho a hablar con él.
-Oye papá, ¿como es que si dejaste a mamá, tuviste otra hija de mi misma edad?-
-Bueno la verdad, es que me acostaba con mi ex-mujer poco tiempo después de tenerte. Y así sucedió.-
-¿Entonces eras infiel a mamá?-
-Así es. Me arrepiento de ello cada día-
-Lo sé.-
Seguimos subiendo maletas, y al final no me acuesto hasta la 2 y media de la noche.
Es entonces cuando María viene a mi cama y y me dice:
-Jaime despierta... venga despierta... Papá, Jaime no se levanta... Papá quieres venir... No se que le ha pasado le he dicho hola y se ha caído... Pero que voy a hacer yo...
La cabeza me da vueltas. No entiendo que pasa. Hay alguien dándome golpes en la cara y alguien gritando que me despierte.
¿Pero que pasa? No entiendo nada. Hace un momento estaba subiendo maletas y ahora no puedo moverme. Entonces empiezo a flipar. Veo muchos colores y muchas formas distintas y distorsionadas. Es como una película de los años 50.
Y entonces veo una puerta. Y salgo corriendo hacía ella, pero me pesan los pies y estoy muy exhausto. Pero la abro y...
-Amamamnsma... ¿Que narices me pasaaaa? Ehhh... ¿Quien eres tú? ¿Porque estoy sangrando?- grito, me quejo y no paro de sudar.
Pero que me está pasando.
-Jaime, tranquilízate ¿vale? Te has caído bajando las escaleras. Y has estado un rato inconsciente- esa voz es de mi madre.
¿Me he caído? ¿Y he estado inconsciente? Bueno ahora al menos estoy mas tranquilo porque se que me ha pasado. Vaya susto. Solo me he caído. Ya estaba yo pensando en otras cosas.
-¿Mamá? ¿Papá? ¿María? ¿Donde estoy?- preguntó casi gritando.
-Tranquilo ahora vamos al hospital y ya hablamos allí vale, solo tranquilízate- me dice mi padre, pero cada vez le oigo mas lejos.
Entonces llegan dos tíos vestidos de blanco, que mas que blanco me parece que tuviera el sol en la cara, y me suben a una especie de cama. Oigo voces, gritos, coches, pitidos...
Pero todo esto ocurrió en mi cabeza. Sí. Es cierto que me llevaron al hospital, pero lo anterior al parecer lo imaginé. O eso me dijo la doctora y mis padres. Era complicado de creer pero así era, y tenía que hacerme a la idea.
Por suerte siempre tendría ese recuerdo y para asegurarme escribí esta historia.
Disfrutad de la imaginación, porque es la única salida de la realidad.
