25.

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La noche había llegado. Jess, Cris y Victoria habían vuelto a la casa de las chicas de ir a la clínica luego de hacerse los chequeos necesarios, comprobando que solamente era cortes y no tenían que preocuparse por algún hueso roto. Pau penso que lo mas seguro era que todos pasaran la noche en un mismo luegar, sería algo complicado puesto que era un lugar algo pequeño pero supieron arreglárselas. Calle y Poché junto a las Villa en una ; Pau, Johann, Kim y Valeria en otra mientras que los tres restantes, a petición de ellos mismos, se quedaban en la sala, así podían montar guardia.

Casi todos estaban dormidos, menos Cris, Jess, Calle y Poché. Los dos primeros porque uno montaría guardia mientras la otra trataba de descifrar los códigos, por otro lado, las ultimas dos tenían insomnio, Pau las había puesto al tanto de todo lo que estaba pasando y no podían evitar sentir algo de miedo.

Las luces de la habitación estaban apagadas, sin embargo, la luz de la luna entraba por la ventana dando un poco de claridad. Las chicas estaban acostadas en la cama de tal forma que se miraban cara a cara. Las Villa estaban en el suelo sobre un colchón inflable.

—¿Crees que los chicos puedan atraparlos antes de que hagan algo en contra de todos nosotros? —pregunto Poché con algo de preocupación.

—No lo se —admitió la castaña suspirando —, esto se esta saliendo de nuestras manos, solamente nos queda esperar a que todo salga bien.

—Perdón. —soltó Poché en voz baja luego de un par de minutos en silencio.

—¿Por? —cuestiono sin entender, fruncido el ceño confundida aunque la contraría no pudiera verla.

—Por causarte todos estos problemas —se le quebró la voz. Calle por instinto la abrazo, la apretó fuertemente contra su cuerpo. Poché le correspondió al instante —. Tal vez si no hubiera aceptado la propuesta de Pau no estaríamos corriendo peligro de muerte por un grupo de locos despiadados

—No es tú culpa —le aseguro rápidamente —. Discúlpame tú a mi...por alejarme dejándome llevar por lo que me contaron y no atreverme a buscarte para aclarar todo.

—No sabias lo que había pasado en realidad.

—Y tú despertaste sin ni siquiera saber quien eras.

Duraron un par de minutos abrazadas, reconfortadose entre ellas, disfrutando del tacto, el calor y la piel de la otra. Sus respiraciones eran calmadas. Luego de un rato se alejaron lentamente sin romper el abrazo. Sus miradas, a pesar de la oscuridad, se conectaron. Sus corazones se sincronizaron. Sus rostros se iban acercando lentamente. Sus miradas no se apartaban. Sus alientos se mezclaban y a la par sus corazones se aceleraban. La mirada de María José bajo a los labios de la castaña remojando los suyos en el proceso. Ambas sentían una fuerte necesidad  de besarse. Sus labios se rozaban, enviando una fuerte corriente por todo su cuerpo.

El estruendoso ruido de unos disparos hizo que se alejaran asustadas. Las Villa se levantaron de golpe mirando a todos los asustadas y desorientadas. Entre las cuatro se miraron. Rápidamente de levantaron y encendieron las luces de la habitación. Con vacilación abrieron la puerta notando que Pau era seguida por Johann, Kim y Valeria en dirección al sonido. Al llegar a la sala vieron que la puerta estaba abierta totalmente.

—Quédense acá. —les ordeno Paula caminando hacía la puerta sujetando fuertemente su arma. Calle y Poché la miraron atónitas ¿desde cuando su manager portaba una pistola?

Al llegar a la puerta Pau se pego a la pared por el lado derecho y vio que no había nadie, con rapidez se movió a la izquierda saliendo apuntando hacía el frente. El sonido de un disparo la sobresaltó, se acercó al barandal y noto que sus tres chicos estaban detras de dos coches cubriéndose de la persona que les disparaba sin parar con un AK-45. Les dio una mirada rápida a los siete presentes detrás de ella y salió casi corriendo a ayudar a los otros tres.

Entre Melodías Donde viven las historias. Descúbrelo ahora