29.

1.1K 65 35
                                    

Otro día había llegado, los rayos del sol entraban por la ventana de la habitación donde dormían las chicas golpeando directamente el rostro de la más baja haciendo que abriera los ojos pero que los cerrara al instante al ser cegada por la fuerte luz. Lentamente volvió a abrir sus ojos adaptándose a la claridad.  Giro un poco su cabeza puesto que el peso sobre su cuerpo le impedía moverse. Sonrío al ver a la castaña sobre ella abrazada a su cintura mientras dormía. Con delicadeza estiro su brazo libre y tomo su teléfono, el cual descansaba sobre la mesa de noche. Eran las dos de la tarde, habían vuelto a la cabaña a las cuatro de la mañana cuando el sol había comenzado a salir.  Desbloqueó la pantalla y decidió marcar.

—Hola. —contestaron al otro lado de la línea.

—¿Estas ocupada?

—No, estoy por salir a almorzar.

—¿Puedes hacerme un favor?

—¿Tengo que ir hasta allá?

—¿Puedes?

—Claro, voy en la moto, ¿que necesitas?

—¿Recuerdas el jacuzzi en la parte de arriba?

—Ya entiendo, en dos horas estoy allá.

—Te espero.

Una vez corto la llamada dejo el teléfono nuevamente en la mesita de noche y trato de levantarse sin despertar a la castaña. Una vez estuvo fuera de la cama salió de la habitación cerrando la puerta con suavidad. Camino a la cocina y comenzó a preparar un almuerzo ligero. Pensaba prepararle tostadas francesas a la castaña con un cafe. Luego de un par de minutos coloco todo en una bandeja y lo llevo a la habitación. Una vez estuvo afuera del cuarto nuevamente camino a la escalera que guiaba al piso de arriba. Al estar arriba miro el jacuzzi y comenzó a limpiar el lugar. Al terminar, casualmente, su celular comenzó a sonar. Contesto al instante.

—Estoy afuera.

—Voy para allá.

Poché colgó la llamada y a paso rápido bajo la escaleras, llego a la puerta abriendola encontrándose de frente con los tres chicos que le habían ayudado. Los tres con dos bolsas negras cada uno.

—¿Y Dani? —cuestionó Jess uns vez estuvieron adentro.

—¿No dijiste que llegabas en dos horas? —inquirió Poché.

—Terminamos antes, se ofrecieron a ayudarme para terminar mas rápido.

—¿Y Dani? —preguntó nuevamente.

—Esta durmiendo, ¿cuanto creen tardar?

—Treinta minutos a lo mucho.

—¿Por que sigue durmiendo si son las dos de la tarde?

—Volvimos tarde de una caminata nocturna.

—Bueno, asegúrate de distraerla lo suficientemente cuando despierte. Te avisaré por mensaje cuando terminemos.

—Perfecto.

Los tres chicos se dirigieron a las escaleras mientras que Poché se encaminó nuevamente a la habitación viendo, al entrar, que Calle ya se encontraba despierta desayunando. ¿Cuanto llevaba despierta?

—Buenas tardes. —saludo cerrando la puerta al entrar.

—¿Tardes? —pregunto confundida.

—Ya pasa del medio día.

—¿Ya comiste?

—Sí.

—¿Invitaste a alguien? —pregunto Calle cuando Poche tomo asiento a su lado en la orilla de la cama.

Entre Melodías Donde viven las historias. Descúbrelo ahora