ғᴀᴋᴇ ʟᴏᴠᴇ//ʏᴏᴏɴᴍɪɴ.

❐𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨┇IV- 4┇

__Aun duele la asistencia de tu sonrisa.__

[Serendipity// Jimin]

«Olvidé la ruta de donde vengo.»

(…)

Miro al rubio, sus gestos de dolor al curar las quemaduras, entonces noto esas lágrimas recorrer las mejillas, agachó la miraba a el estoma del chico, Jimin suspiro aliviado, el ardor se convirtió en nada, simplemente como si su cuerpo estuviera anestesiado, Yoongi se levantó dejándole descansar y se acercó a su piano, le dio mantenimiento, más nunca se acercó a las teclas como si estuvieran malditas, no hablo con el rubio, y el contrario durmió, tal vez porque así no sentiría dolor, Yoongi no busco saberlo, tampoco lo despertó y lo dejo ser.

Las horas pasaban, un quejido incómodo, más unos ojos irritados abiertos, pasaban de las nueve, el cielo oscuro espanto a Jimin, más al ver al castaño su cuerpo se relajó, confiando en una fantasía ¿Seria así? Realmente lograrían apoyarlo, la sociedad cambiaría y dejaría verlo como alguien "afeminado" "gay" sus gustos no tenían que ver en ese asunto, más prefería guardar silencio ante la discriminación y bullying que pasó por parte de su entorno, sin darse cuenta estaba llorando, toco sus lágrimas y soltó una risa irónica, se sentía frustrado, quería morir, tan solo por un momento ¿Podría ser feliz? Unos brazos temblorosos lo envolvieron, Jimin miro esos ojos con profundidad, inseguridad e incomodidad del contrario le hicieron soltar una risita, y solo por unos segundos se dejo ser.

—Es tarde debo volver a casa—. Se separó, de levantó y se inclinó agradeciendo la ayuda.

—Es muy tarde, déjame acompañarte—. Sonrió, Jimin negó y rasco su cabeza dudoso.

—No creo que eso sea posible, mi familia es un poco ¿Complicada?—. Murmuró dudoso, Yoongi asintió.

—Si, bueno lo solucionamos cuando lleguemos—. Si, eso a Jimin lo convenció, y salieron, Jimin orientaba al castaño más este no hablo, no quería hacerlo —¿Tienes frió?

—No, mira ya llegamos—. Soltó acercándose a la puerta, la toco y no tardó en abrir un hombre molesto —Papá…

—Llegas tarde mocoso, y todavía vienes con un hombre ¿Qué harás ahora, lo presentarás como tu novio, marica?—.  Soltó quitándose el cinto, Yoongi se acercó con el entrecejo fruncido, no le gustaban los gritos ni la violencia.

—¿Quién le dijo que estábamos jugando entre nosotros y no con mujeres?—. Sonrió cínico, el hombre volteó hacia el castaño, quien se había bajado el cierre del pantalón, fue una fortuna que Jimin trajera la camisa mal puesta y arrugada —La pasamos bien, a la próxima de le más dinero, tal vez podríamos ir a tomar.

—¿Oh? Ya veo, al parecer mi hijo si es hombrecito—. Arrugó la nariz y sonrió con orgullo.

—Si, su hijo es una bestia, me sorprendió ver cuántas mujeres se hecho—. Sonrió, se alejo de la puerta —Bueno, te dejo Jimin?

—Si, adiós—. Se despidió tímido, el castaño de alejó y su padre solo soltó una risa.

—Por fin, haz hecho algo bien niño—. abrió su boca sorprendido, asintió entrando al frió lugar, su madre lo miraba con miedo, no hubo golpes, ni su madre se hizo a la ciega para después pedir perdón —Sigue haciendo salida con ese tipo de amigos.

—Si, padre—. Sonrió de lado, se acercó a él, y saco una caja de cigarros, su mayor sonrió complacido —Traje lo que me pidió.

—Vamos a fuera, hijo—. Hijo, esa palabra tan rara, no se quejó, pero sintió ganas de vomitar ¿Porqué se sintió tan bien? —Mujer, trae dos cervezas de la nevera.

La mujer hizo lo pedido, con miedo, Jimin noto esos moretones en sus brazos, los ojos hinchados e irritados, agachó la mirada, era un Cobarde, un maldito cobarde ¿Cuando dejaría de esconderse dentro de las faldas de su madre? Se tragó su dolor, rompiendo más su alma, ya no quería seguir, y aún así tan pocas palabras de afecto de aquel hombre lo llenaban de ilusión, le faltaba amor, atención, pero nunca lograría nada de parte de su familia, Jimin nunca tomo pero ese día no importó el amargo sabor, su paladar se acostumbro y es más lo disfruto, por un momento solo se olvidó de sus problemas, y su padre estaba tan orgulloso de el, Jimin perdió la conciencia.

Despertó afuera de su casa, con los botones de su camisa abierto, el olor a alcohol lo mareo, corrió hacia el baño de su casa y vómito, su cabeza palpitaba, dolía, soltó una risa, amarga, apretó su puño, lágrimas del pasado se ataron al recuerdo ajeno, porque aunque la frase sea abstracta o más bien tampoco tenía sentido salía de su pecho, como si quisiese salir y huir del dolor y múltiples apuñaladas de una falta de amor paternal, pero vamos Jimin ya no sabía si quería seguir con la mentira de un ser perfecto, siempre el y el, un maldito marica, que solo por gustar del rosa y usar ropa diferente es discriminado.

—¿La solución es esa? Morir, si eso suena bien—. La sonrisa torcida —Malditos sean todos.

Se lavo la cara, y salió quitándose la camisa, se cambió, sin importar las heridas, ya no importaba, porque no confiaba en el chico de ojos felinos, no podía porque el mundo le daba la espalda, el raro, el niño que nació en la época equivocada, soñaba con vivir en un mundo tranquilo, silencioso, esa era la muerte, como si fuera lo más esperado en su patética, los recuerdos del pasado recorrían cada mañana, ese día no era diferente, aún con el dolor salió arreglado y sin despedirse, no quería ver a su madre, sentía que la traicionó, y afuera lo vio, esos ojos que le hacían agachar la mirada, el frió le arropó y sus piernas temblorosas no se movieron, pero las del pelinegro si, y una sonrisa salió, tan bonita que lo mareo.

Yoongi frunció el ceño al abrazar al rubio por los hombros, en la puerta veía el hombre mayor, lo saludo y a la vez se despidió, y lo jalo alejándolo de aquella casa, Jimin lo agradeció, pero por más que quería alejarse no podía, se sentía seguro, protegido y las lágrimas contenidas salieron, sin parar, y Yoongi lo consoló en sus brazos delgados.

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