La caza

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Estaba corriendo de nuevo. No sabía cuánto tiempo exactamente, pero estaba en las calles con las primeras luces de la mañana, corriendo hasta estar mojada de pies a cabeza por el esfuerzo. Kara jadeaba haciendo un pequeño descanso cerca del lago que estaba cerca de su barrio, no podía dormir, no podía funcionar desde el viernes.

Había pensado en inventar excusas como "he tenido un accidente y el coche me ha atropellado, así que tenemos que cancelar" o "tengo un virus mortal, estoy en cuarentena", pero a pesar de que a su cerebro se le ocurrían docenas de ridiculeces, vibraba de energía. Temía el día en que Lena la llamara, pero tampoco podía esperar, le parecía una eternidad. Por eso se lanzaba a la calle, a correr kilómetros hasta que le ardieran las piernas y los pulmones y así poder olvidar las imágenes de Lena abierta sobre una cama, de forma comprometedora, sin dejar nada a la imaginación. Esas imágenes la atormentaban, su alfa estaba tan inquieta que apenas podía contenerse para darse placer pensando en Lena, y en su embriagador olor filtrando de esa piel lechosa que ansiaba explorar palmo a palmo.

Miró el lago, era claro como el cielo, el azul se mezclaba con el verde armoniosamente. Tal vez podría lanzarse al lago para refrescarse, o hacer un viaje rápido a Alaska para aliviar su fiebre ahora que podía activar sus poderes.

Como era domingo, la gente empezaba sus días más tarde de lo habitual, así que todo estaba tranquilo y desierto. Cuando regresó a su apartamento, sus músculos estaban cansados, pero le zumbaba un tipo de energía diferente y lo único que podía hacer para que desapareciera era una rápida sesión con...

No. No. No iba a masturbarse como una alfa cachonda, no otra vez. Ya era vergonzoso.

Cogió sus gafas del soporte de la habitación, tal vez podría intentar filtrar los ruidos para encontrar a Lena, probablemente estaría durmiendo a estas horas o tal vez trabajando; Kara no esperaba menos de ella ya que era una reconocida adicta al trabajo. Desactivó su regulador y se quedó quieta, necesitaba un poco de adaptación para que sus poderes volvieran; un minuto todo era silencioso y normal, al siguiente era lo más intenso con todo y todos invadiendo sus oídos y apoderándose de sus sentidos. Los sonidos que escuchaba creaban una disonancia salvaje. Respiró hondo y se sentó en un taburete, ahora tenía que filtrar realmente todos los sonidos hasta encontrar a Lena, era algo con lo que necesitaba practicar ya que el manejo de sus poderes estaba bastante oxidado.

Sus surcos se arrugaron, seguía buscando la voz de Lena o los latidos de su corazón , con los que se había familiarizado bastante durante la última semana, entonces abrió los ojos de repente. Los corazón de Lena latía como loco y jadeaba como si hubiera corrido una maratón y... Y dondequiera que estuviera, estaba sorprendentemente cerca de su barrio, ya que Kara podía oír claramente el sonido húmedo y de bofetada que sonaba terriblemente...

Oh, mierda. Oh Rao.

El escritorio cedió bajo las manos de Kara, cayó al suelo con un fuerte sonido, pero a Kara no le importó en absoluto, ya que se quedó en blanco escuchando a Lena. Definitivamente era Lena, podía distinguir el sonido que salía de su centro resbaladizo, estaba introduciendo algo una y otra vez lo que provocaba ese maldito sonido...

Oh, estaba metiendo un consolador en su centro chorreante. Por el sonido de sus gemidos, era un consolador de gran grosor, que la estiraba como si fuera Kara la que empujara su longitud...

Kara sintió que su longitud palpitaba dentro de sus calzoncillos, jadeó y se levantó para dirigirse al baño y ocuparse de su erección, pero se olvidó de que sus poderes estaban encendidos mientras casi dejaba un agujero en forma de Kara en la pared. Hacía apenas unos minutos que se estaba reprendiendo a sí misma por no ser una alfa cachonda, y ahora corría a ducharse para estimularse.

NO PUEDO EVITAR ENAMORME DE TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora