El corazón de oro

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Sam se secó las lágrimas que caían insistentemente a pesar de que se había estado conteniendo desde...

Desde que visitó Krypton.

Después de asegurarse de que todos sus poderes de manifestación se alineaban con un kryptoniano bajo un sol amarillo, había decidido visitar Krypton con la ayuda de Lena, ya que visitar otros planetas era algo prohibido para gente como ella. Pero tener una amiga como Lena significaba que tenía acceso VIP a lugares a los que nunca había soñado ir.

Krypton. Era más bien como Alex le había dicho, obviamente era un planeta hermoso antes ya que algunos restos eran fascinantes, pero la mayor parte de la capital, Kandor estaba saqueada y sus edificios estaban dañados horriblemente con estúpidas maquinaciones humanas. Era como caminar por un naufragio, sin gente para vivir, que llenara las calles de la ciudad, era una ciudad fantasma. Estaba destinada a perecer.

Había intentado encontrar algún tipo de registro o cualquier tipo de información sobre ella, y sus verdaderos padres, pero todos los lugares importantes de la capital estaban vacíos y no quedaba nada. Y también era imposible salir de la capital, para ir a otra ciudad o a otra parte del planeta, Luthor Corp había colocado unas barreras impenetrables rodeando la ciudad. Parecía una ciudad atrapada, muerta, y Sam podía simpatizar con Kara cuando había visitado el lugar donde una vez estuvo viviendo. Debió ser muy traumático para ella, y también para Alex, ver a su hermana tan angustiada y rota.

A pesar de que no tenía recuerdos aquí de ningún tipo, Sam también se sentía desconsolada. Deprimida. Triste. Era una verdadera tragedia que Krypton estuviera en este estado ahora mismo, según los registros de Luthor Corp, era una ciudad vibrante con tecnología avanzada. Lo único extraño era que los kriptonianos eran gobernados por un consejo de familias seleccionadas, por lo que había un sistema jerárquico un poco primitivo para una sociedad moderna como esa, Alex también lo había mencionado brevemente. Ver el palacio del consejo gobernante había dejado a Sam impresionado, era una hermosa pieza de arquitectura. Una significativa, ya que la historia de cada familia, una vez estuvo abierta al público para buscar y mirar; cualquiera podía inspeccionar y aprender sobre su genealogía. Hasta que llegó Lex Luthor y desmontó ese impresionante sistema y Dios era el único que sabía dónde lo puso o incluso si lo destruyó.

Seguía siendo un poco extraño, distanciarse del trabajo y de Lena; ambos se habían convertido en la parte principal de su vida a lo largo de los años, uno le daba un propósito para vivir, para avanzar; el otro, Lena, era como una familia para ella. Una hermana y una confidente que nunca había tenido. Pero la reciente revelación lo había hecho todo más difícil, ya que había perdido el rumbo. Había una gran pregunta en el aire, esperando ser respondida: ¿quién era Samantha Arias?

Además de la obvia diferencia en su biología comparada con la de un humano, que era algo nuevo, existían estos sentimientos e instintos que ella empezaba a sentir como toda una nueva dimensión de Sam Arias. Siempre se había rodeado de cosas familiares, cosas en las que podía confiar y apoyarse; primero fue su familia en la Costa Este, no su familia real, sino la adoptada; luego fueron sus amigos y su carrera. Eran cosas bastante fáciles, ya que trabajando duro y concentrándose en sus estudios se había graduado como la mejor de su clase. Y en cuanto a los amigos... Era un poco complicado, pero no tanto. Nunca tuvo muchos amigos, sólo eran un par de amistades esparcidas por allí y por aquí, esas amistades que la beneficiaban como una omega mediocre que intentaba sobrevivir en un mundo impulsado de feromonas.

Hasta que conoció a Lena. Y luego a Alex. Esas eran las dos mujeres que habían cambiado su vida, su perspectiva y sus expectativas. Lena era la mejor amiga que podía pedir, y había soñado con un futuro con Alex. Tal vez una casa en los suburbios, lejos del caos de la ciudad, y una hermosa ceremonia en el bosque entre amigos y familiares cercanos y luego tal vez... una familia. Niños pequeños correteando que se parecerían a sus madres. Había estado imaginando esa vida, construyendo sobre ella desde que se había reunido con Alex. Ella esperaba una propuesta para ese maldito fin de semana pero lo que obtuvo fue...

NO PUEDO EVITAR ENAMORME DE TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora