27

793 100 2
                                    

Sabías que me encantaban los animales.

Una vez paseando,

nos encontramos un pequeño pájaro que no podía volar.

Me agache para cogerlo

y te mire con el corazón en un puño.

Lo acaricie con el pulgar,

le costaba respirar,

en ese momento a mi también.

A ti no te gustaba eso,

que me compadeciera de todo humano,

de todo animal,

de todo ser inerte.

No eras de piedra,

pero a veces te gustaba jugar a ser de metal.

Pero conmigo no.

Te agachaste a mi lado y cogiste con una mano al pajarillo.

Te levantaste y empezaste a caminar.

Te giraste a mi espera,

no sabía que vendría después,

pero una sonrisa cálida a las ocho de la noche apareció en tu cara.

Nos pasamos varias horas en tu casa vigilando en tu jardín al pájaro.

Me tenias cogida por la cintura

y cuando el pequeño pájaro dejo de respirar en frente nuestro.

Me agarraste fuerte la mano

haciendo que el nudo en la garganta desapareciera.

Aquella tarde no compartimos muchas palabras,

más bien fueron todo caricias.

IggyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora