SINOPSIS

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Corría tan rápido como sus cuatro piernas lo permitían, el pelaje blanco era fácil de ver entre los arbustos y árboles así que en un abrir y cerrar de ojos, pasó de ser un lobo blanco a uno castaño, chilló del miedo al sentir como una flecha le rozó una de sus orejas, fue cuestión de segundos para que se perdiera entre la flora dejando aquellos hombres detrás.

¡Sigan buscando!—alcanzó a escuchar, volteó hacía ambos lados, estaba perdido, encontrar su cabaña ahora se le sería difícil, soltó la bolsita que sujetaba con su hocico dejándola suavemente sobre el pasto.

Se transformó nuevamente, estaba cansado, su lobo lo había hecho bien, lo malo era que ahora estaba desnudó, era difícil manipular la materia con algo de magia y más estando ahora cansado, sin energía, miro a su alrededor no encontrando más que abundantes árboles.

Tomó aquella bolsita que había dejado en el pasto, después de deshacer el nudo suspiró aliviado al ver la planta que necesitaba para la posición que preparaba en casa.

No para un mal, por supuesto que no, la gente lo tachaba de brujo, lo era, pero no uno que manipulaba la magia negra como todos pensaban, lo que él hacía era para el bien de las personas, muchos lo citaban para que él omega les curara, ya fuera con una poción o alguna otra cosa como los hechizos y las curas.

Caminó como la santa Luna lo trajo al mundo por el bosque hasta que dio con el río, estaba cerca de su hogar.

Esta vez, tuvo que ir hasta cerca del castillo real, era peligroso, su aroma lo delataba, pero no lograría encontrar la planta que necesitaba por ningún otro lugar.

Una vez encontró su pequeña cabaña suspiró aliviado. Encendió su caldero y comenzó a echar todo lo necesario allá adentro, en el libro que le fue obsequiado por su abuela ya hace mucho tiempo, encontró una poción que nunca había realizado, amor eterno.

  "No importa si hay un lazo que les una o no, el destino se encargará de hacerlos encajar y formar un nuevo lazo que los una por la eternidad"

Ahh. Tan romántico, Jimin siempre soñó con un amor profundo y eterno, nada forzado, puede jurar que su otra mitad está por ahí, pues, según la leyenda, la Luna se encarga de enlazar a dos personas incluso antes de su nacimiento, y como omega, lo puede sentir, ese aroma a alfa que no le deja dormir durante ya varios días, café y canela.

Embriagador, enloquecedor, lo admitía, lo deseaba tanto, deseaba restregar su nariz sobre la piel de aquel alfa que tanto lo cegaba.

Pero, había algo, no sabía quién era el portador de aquel aroma, no tenía ni una mínima idea, pero lo amaba, estaba seguro de eso aunque no le hubiese visto la cara aun, aunque no lo conociese, el adoraba a ese alfa de aroma hogareño

Sonrío dejando caer lo ultimo que le faltaba a la mezcla en el caldero, rosas color rojo todavía frescas, burbujeó y de pronto chispo una nube de humo en forma de corazón que se desvaneció al instante, la poción estaba lista.

—No la usaré—chasqueó la lengua depositando la mezcla con cuidado en uno de sus tantos frascos dejándolo luego en su colección no sin antes colocarle una etiqueta la cual decía en una elegante y hermosa caligrafía, amor eterno—pero por si acaso, puedo venderlo a un buen...

«Precio» ,aquella palabra se había quedado estancada en su garganta al escuchar tres sutiles toques en su puerta de madera, ¿quién demonios venía a tocar su puerta? ¿acaso era un animalito del bosque? no tenía a nadie cercano, no tenía familia que le fuese a visitar a su humilde hogar, ni siquiera tenía amigos.

Tomó un cuchillo, por si algo, tal vez podría ser una amenaza, volvieron a tocar la puerta pero antes de abrir se asomó por un pequeño espacio que sobraba por ahí, sus ojos se abrieron grandes al reconocer a la persona que estaba allá afuera, era la reina, ¿qué hacía la reina afuera de su cabaña? ¿cómo sabía que vivía ahí? ¿sería una trampa? ¿acaso querían atraparlo y quemarlo como lo habían hecho ya con muchos de su clase? ¿qué demonios pasaría si abría aquella puerta?

Cerró los ojos con fuerza y abrió lentamente la puerta solamente asomando la mitad de su rostro con el corazón latiéndole a mil, la reina le regaló una gran sonrisa aliviada de encontrar al muchacho que había estado buscando por mucho tiempo atrás.

—Majestad—contestó con la voz temblorosa, la mujer asintió.

—Joven Park, qué gusto encontrarlo por fin, ¿me permitiría la entrada a su hogar?—la mujer venía sola y con una capa encima, no tenía idea de cómo se sabía su apellido, pero era lo de menos, Jimin volvió a cerrar la puerta pero esta vez para quitar los cinco seguros que tenía su puerta, luego de unos segundos la mujer por fin entró—sé que mi visita en inesperada y...

—¿Qué hace por aquí? es peligroso, ¿por qué ha venido a buscarme?—preguntó dejando a la mujer atónica, la reina miró a su alrededor, pero lo que más llamó su atención fue la belleza de aquel joven que había tardado tanto en encontrar, su cabello era tan rubio y sedoso, tenía una piel pálida, labios gruesos, un aroma sutil pero atrevido el cual demostraba poder y autoridad.

—Vine a hacerle una propuesta, usted es él omega perfecto para cualquier alfa, sé que se dedica a la magia y esas cosas, lo sé perfectamente pero...

—¿Pero...?—continuó él omega esperando más palabras por parte de la beta que tenía enfrente.

—He venido a buscarte porque pienso que serías él omega perfecto para mi hijo.

Crónicas de Sligeryn | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora