C A P Í T U L O 4

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  Jimin observaba con atención a los cachorros que paseaban de aquí para allá, eran los sobrinos de Yoongi, eran tiernos y pequeños, algunos regordetes, se miraban tan abrazables.

  El alfa se daba cuenta de las acciones de menor, el cómo jugaba con sus manos para mirar a aquellos infantes de vez en cuando disimuladamente, la leve sonrisa en sus labios... esos labios que con anterioridad había besado muy a la fuerza, algo le jalaba desde la espalda, algo se lo impedía, no sabía la razón y aquello lo mantenía muy confundido.

  Estaba furioso, no quería estar cerca de él, pero alrededor estaban todos sus conocidos, incluso reyes y reinas de otras tierras.

  Jimin sintió una incomodidad en el pecho, se quejó llevando lentamente su mano sobre su corazón, miró a Yoongi quien no le quitaba la mirada de encima, el alfa mantenía una cara neutra, el omega volteó nuevamente al frente quejándose en silencio.

  Buscó entre la gente, intentaba descubrir el porque su dolor, tal vez aquella sirvienta se haya colado entre la multitud.

  —Iré al baño—anunció al alfa quien solo asintió restándole importancia.

  Le dolía observar el desinterés de Yoongi hacia él, dolía en su pecho como las llamas en el profundo y sepulcro infierno.

  Al momento de llegar al baño, un dolor debajo de su costilla derecha lo hizo tumbarse al suelo, se quejó en voz alta, no se iba, era más fuerte, su vientre se contrajo y volvió a quejarse en el suelo.

  Se cuestionaba el que le sucedía, no estaba seguro en si era un ataque directo hacía él o...

  —Madre...—sostuvo ahora su costilla derecha—n-no...

  Se arrastró hacía la puerta con la respiración agitada, el dolor poco a poco disminuía, pero sabía la crueldad que había detrás, era un llamado castigo que perseguía a los suyos desde hace décadas.

  Se levantó con mucho esfuerzo, su corazón latía a mil por hora, ahora lo sabía, nadie estaba detrás de Yoongi, querían algo de su familia, algo muy preciado que le pertenecía a la descendencia Park, los ojos de la verdad...

  Ellos buscaban a Park Jimin.

  —Necesito un caballo, es urgente.

  —Pero donc- Majestad—se corrigió rápidamente el guardia—la ceremonia aún no termina.

  —¿No escuchaste? necesito un caballo, ¡ya!—el guardia asintió atemorizado por el grito del omega, el rubio rápidamente le siguió hasta los establos.

  —¿Qué le diremos al príncipe, majestad?—cuestionó cuando Jimin terminaba de subirse al corcel.

  —Díganle que tuve que salir de emergencia—acomodó su capa—no necesito que me sigan los guardias, estaré bien.

  —¿De verdad? podemos mandar al escuadrón de Jeon...

  —No es necesario. Puedo sobre llevar esto solo.

Se perdió en la profundidad del bosque, simplemente su instinto era llamado hacia algún lugar en específico, podía observar sombras por entre los árboles, escuchó el sonido de un arco se disparado pero aquello no lo detuvo.

Llegó a un lugar que se encontraba rodeado de árboles formando un círculo casi perfecto, en el centro de este mismo observó el cuerpo de alguien, llevaba un vestido largo... su cabellera era rubia, Jimin no dudo de brincar del caballo cayendo a su lado.

—¡Madre!—la mujer se encontraba casi inconsciente—¡¿quien te hizo esto?!

—J-Jimin...—hablaba con dificultad, apenas y podía formular palabra alguna—sal d-de.. aq-quí.

—¿Q-Quien t-te...

—Iv-ve... I-Iv..

Jimin llevó su mano al bolsillo de su pantalón recordando aquella péquela botella que siempre llevaba consigo, una gota haría que tus heridas curaran completamente, incluso podía salvar a quien estuviera cercano a la muerte.

—S-Solo una gota y...—su cuerpo fue inmovilizado por un fuerte hechizo que le arrebató el aliento, observó a una mujer encapuchada entre los arboles, quiso gritar del miedo pero justo levantó el gran arco que llevaba en las manos, una flecha le atravesó el estómago haciéndolo caer al suelo junto con aquella mujer quien fue empujada por una increíble fuerza hacia atrás llevándose consigo el tronco de un árbol, debilitó el hechizo pudiéndose mover.

—¡Revelsim!—Los árboles revelaron la nada, Jimin se encontraba confundido, ya no le quedaba fuerza alguna.

• | • | • | • | •

  —¡No tenemos idea alguna de donde ha ido!—gritó el guardia atemorizado por el beta quien le apuntaba con una espada.

  —¿Qué dijo el príncipe? ¿el monarca sabe algo?—cuestionó molesto, el guardia solo temblaba—¡¿Qué fue lo que dijo?!

  —Qué no le importaba en lo
a-absoluto, y el monarca aún no sabe nada—Seokjin aventó la espada hacia algún lugar casi tirando humo por las orejas las cuales estaban tintadas de un fuerte rojo.

  —Ese imbécil... manden al escuadrón de Jeon ahora mismo.

  —El principe Jimin dijo que podía con esto solo...

  —¡Y ustedes le creyeron!—respondió con ironía acercándose más al armado—¡Deben protegerlo!

  —¿Qué sucede?—habló una tercera voz, era el capitán de la legión exterior, Jeon Jungkook, al observar cómo el beta estaba atemorizando a un guardia—¿Seokjin?

  —¡Manda a tu escuadrón al bosque lado sur, el principe Jimin escapó sin decir palabra alguna de que se trataba!—Jungkook asintió corriendo hacía el exterior para dar y seguir la orden.

  —¿Dónde se encuentra Yoongi?

  —Aún está despidiendo a los invitados, señor—Seokjin asistió dirigiéndose a la sala principal donde el rey se encontraba platicando con una mujer, su hermana, Sunmi.

—Majestad, ¿me da un minuto?—Yoongi se dió la vuelta dejando a su hermana con la palabra en la boca, Seokjin la odiaba tanto, era arrogante y egoísta, tal como lo era su padre, tenía una mirada filosa, aquella falda sonrisa que le regaló nunca fue correspondida.

—¿Qué tienes que decir?

—Jimin escapo al bosque profundo, no sabemos su-

—Dejen que haga lo suyo, si se lo come un oso será su problema no el mío—el beta suspiró con fuerza, tenía tanto coraje guardado.

—Majestad por favor—uso un tono de voz fuerte—debe de abrir los ojos, se meterá en un gran problema con su madre si a Jimin le llega a pasar algo.

—Llegaría a ser un gran favor para mi—los ojos de Yoongi no eran los mismos, se notaban mucho más obscuros, estaba siendo manipulado con brujería en ese momento y era mucho más notorio que anteriormente—incluso si le sacan el corazón y me lo obsequiaran, no me importaría en lo absoluto.

—No sabe lo que dice majestad...

—Yoongi, es hora de irnos—habló Sunmi a sus espaldas regalándole una fugaz mirada al beta—¿Yoongi?

El rey se dobló de dolor en ese momento, nadie podía explicarlo, Seokjin se preocupó al instante, el rostro del rey se tornaba rojo, sus venas se marcaban, el dolor era casi mortal, el lobo de Yoongi estaba siendo lastimado justo cuando el amor de su vida luchaba por la suya.

Jimin se encontraba tirado en el suelo justo a lado de su madre, su estómago dolía por la flecha que le había atravesado antes, de su boca salía sangre y lo último que pensó antes de perder la consciencia fue...

—¡Busquen al enemigo!—una voz bastante lejana—¡El rey está herido! ¡busquen a quien lo ha hecho y no duden en matarlo!

Crónicas de Sligeryn | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora