C A P Í T U L O 5

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Su entorno se encontraba algo distorsionado, en medio del bosque rodeado de árboles, su respiración era agitada su corazón latía al ritmo de las alas de un colibrí, huía de algo pero no sabía de que, corría sin parar y en su mano llevaba su antigua barita, aquella que usaba para practicar sus hechizos a la edad de doce años, le pertenecía a su madre, pensó estar siendo perseguido por esta misma pero una voz contraria a la de su progenitora le confirmó que no era lo que había creído.

—¡Spenum!—su cuerpo quedó inmóvil y cayó al suelo, el chico chilló al sentir su rostro ser dañado por las rocas del suelo.

La mujer se acercó lentamente a él, su rostro no podía verse, se distorsionaba, con su barita apartó los rubios mechones que estorbaron en su rostro.

—Ese rostro tan bello... digno de la realeza, claro, si a ella perteneces... príncipe—su voz se escuchaba cada vez más lejana—tú madre ahora estará arrepentida de haber incrustado gran parte de ella en ti.

Jimin abrió los ojos de golpe, su pecho subía y bajaba, sus jadeos se entrecortaban en medio del silencio.

—Jimin—Seokjin le ayudó a sentarse lentamente en su lugar—¿cómo te encuentras? ¿estás bien?

El omega asintió tomando del vaso de agua que le ofrecían, acarició una de sus sienes pensando sobre aquel mal sueño que había tenido.

—¿Dónde está Yoongi? ¿cómo está?—preguntó exaltado—M-Mi madre.. ¿qué pasó con ella?

Sintió el dolor y la mueca en su rostro lo demostró, Seokjin rápidamente le volvió a ordenar que se quedara tranquilamente recostado.

—Estas herido, no puedes moverte demasiado o abrirás la herida. Yoongi está bien, físicamente se encuentra bien, solo un poco débil, p-pero se ha vuelto más violento aunque solo sucede por algunos momentos y después parece estar fuera de si.

—El hechizo... c-creo que...

—¿Qué fue lo que sucedió?—interrumpió una tercera voz, era la señora Min quien entraba con una cosa envuelta en mantas sobre sus manos, su cara era neutra—Jimin, ¿por qué saliste del castillo sin guardias?

—Era urgente, tenía que salir, m-mi madre...

—No debes salir del castillo solo—riñó, el omega bajo la cabeza asintiendo—tu madre... lamento decirte esto, pero, ella perdió la vida.

Su reacción fue... nada, no podía siquiera el sacar una sola lagrima, ni decir una palabra, su garganta estaba hecha un nudo.

—Entre sus manos encontraron esto—Soonmi extendió aquello que tenía envuelto entre telas blancas más el menor solo se quedó observando a la nada, Seokjin lo tomó por su parte con ambas manos, la reina suspiró acariciando una de las manos del menor—cuando yo perdí a mi madre solo pude sostenerme de lo que más amaba, mis hijos me dieron la fuerza que nadie pudo darme en ese momento. No estoy diciendo que tengas hijos justo ahora, solo... busca aquello que te haga sentir que estás vivo, a lo que tu corazón llama.

  »—No se que sucede con mi hijo, él... parece estar fuera de si por algunos momentos, lamento si te ha tratado de manera indiferente solo creo que es cuestión de darle un tiempo.

  Jimin solamente asintió, Soonmi miró a Seokjin quien torció los labios, la reina asintió esta vez y procedió a retirarse de la habitación, le beta la siguió segundos después no sin antes darle una última mirada al príncipe que descansaba en la cama perdido en sus propios pensamientos.

  Luego de unos minutos observó aquello que Seokjin había dejado a su lado, lo tomó entre sus manos y desenvolvió la tela encontrándose con una varita de mármol blanco con detalles dorados.

  La tomó entre su mano y un rayo de luz fue lo que salió de aquel contacto.

  La varita lo había elegido, desconocía el nivel de su poder al usarla pero no sería mala idea practicar un poco.

  —Voy a encontrarte... Ivernali.

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Jimin se encontraba a lado de Yoongi, justamente estaba colocándole un paño húmedo en su frente, lamentaba el hecho de que todo esto estuviese pasando por su culpa, sus lobos estaban siendo lastimados debido al intento de romper el lazo, el hechizo lo ha estado evitando hasta la fecha, sin embargo, cuando Ivernali le tiro una flecha el hechizo rebotó en ella y aquello posiblemente había debilitado su poder.

Quizás aquel era el porqué del cual Yoongi se sentía desconcertado, parecía volver en si pero en cuestión de segundos el encantamiento volvía, Jimin tenía en mente un hechizo que acabaría con tal embrujo, pero aún se encontraba débil, podría incluso morir en el intento, eso, si lo hacía desde su poder interior...

—Tal vez...—no, no sabía usar la varita para buenas razones, tendría que buscar a una bruja blanca, y conocía a alguien que sería de muy buena ayuda.

Yoongi se quejó sin abrir los ojos, Jimin rápidamente se alejó pero no se levantó de donde estaba, el príncipe le miró en medio de una mueca pero se encontraba en una gran confusión.

—¿Qué hago aquí?—Jimin sonrió incrédulo, ¿era acaso posible que Yoongi no recordará nada?. El alfa olfateó el aire de la habitación, el omega le observaba con atención—Tu eres...

—Realmente... ¿no recuerdas nada?

—¿Recordar que?—Cuestionó sentándose en su lugar—¿Qué haces aquí? Tu... vives en el bosque, eres tú, ¿cierto? el omega del... bosque.

—O-Oh yo... lo siento—se levantó de su asiento y salió casi corriendo de la habitación sin obedecer a las palabras del alfa, detrás de la puerta se encontraba Soonmi.

—Jimin, ¿qué sucede?

—Majestad, necesito su ayuda.

—Dime, ¿en que puedo ayudarte?

—Necesito enviar una carta.

• | • | •

—Esto es... bueno, realmente no pensé que fueses a vivir en un lugar tan grande en tu vida—decía el castaño, Jimin caminaba detrás de él comiéndose las uñas—¿y como es la comida aquí? ¿los chicos? ¿hay buenos chicos?

—Taehyung por favor.—llegaron a su habitación, Jimin miro como su amigo acomodaba la jaula de su lechuza encima de un mueble, en una maleta parecía llevar varios frascos, el príncipe de acercó para observar con atención—¿Qué es eso?

—Posiciones en las que estoy trabajando, ya sabes, ocupo materiales que son difíciles de conseguir por donde vivo, tal vez pueda aprovechar este tiempo que estaré aquí.

—Deseo... ¿insaciable?—Taehyung le arrebató aquella botella de cristal, Jimin sonrió—dime para que es eso.

—Si te lo digo jamás me la devolverás—el rubio rodó los ojos—no querrás pasar ni una noche fuera de la cama de ese alfa.

—¿Y tu para que quieres eso?—cuestiono cruzando sus brazos—tu vida sexual es inexistente.

—¡Pillín! ¿acaso tu...

—¡No! ni lo digas por favor—detuvo el rubio—escucha Tae... necesito tu ayuda, es algo sumamente importante.

El omega castaño saltó a la cama a lado de su amigo ahora príncipe, Jimin sonrió colocándose en una posición cómoda.

—Soy todo oídos.

Crónicas de Sligeryn | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora