𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐝𝐢𝐞𝐜𝐢𝐨𝐜𝐡𝐨

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𝐒𝐞ñ𝐨𝐫𝐢𝐭𝐚 𝐃𝐞𝐥𝐥𝐚

--¡Apúrate!-- lo presioné, apuntándole con el arma.

Él levantó sus manos como respuesta, en su rostro se podía ver el miedo.

Aunque no creo que sea miedo por él, sino por su hijo.

Con movimientos tranquilos se acercó a uno de los estantes y tomó uno de los libros tirando de este. Se escuchó un "crack" y él corrió el estante como si fuera una de esas puertas corredizas que se suelen poner en los balcones.

--Es por aquí-- informó. --, sigue derecho hasta encontrar la escalera.

Sonreí con ironía.

¿Acaso cree que soy tonta?

--Ni creas que te daré la espalda, tu vas conmigo-- lo miré con seriedad. --. Entra.

--Si te vas ahora prometo que mia hombres no te harán nada...

--Que entres-- ordené con firmeza.

Parecía querer hablar una vez más, pero finalmente solo tomó aire y levantó sus manos para comenzar a caminar hacia el túnel.

Yo tomé al chico de un brazo y comencé a tirar de este mientras caminaba sin despegar la mirada de Sánchez; No lo levantaría ni loca, pues perdería tiempo y le daría ventaja al enemigo, así que lo mejor es arrastrarlo conmigo.

La puerta de la oficina se abrió de golpe y yo volteé con velocidad para apuntar en esa dirección, lista para disparar.

--¡Soy Jiménez!-- gritó con rapidez, elevando sus manos.

Mis músculos se relajaron de inmediato; es de los mios. Pero hubiera dejado de serlo si no hablaba rápido.

Volví a dar la vuelta para apuntar hacia Sánchez, pero, no me la van a creer, el muy tonto hijo se puta está corriendo; adentrándose más al túnel con la intención de escapar.

--Trae al chico-- ordené antes de seguirlo.

No corrí ni caminé apurada, todo lo contrario; voy calmada y a paso normal, sonriendo con diversión mientras debato en si dispararle en la cabeza o en la pierna. Pero dispararle en la cabeza sería ahorrarle sufrimiento, así que optaré por la segunda.

Apunté y me detuve un segundo para disparar.

--¡¡Aah!!-- se escuchó su grito, luego lo vi caer.

Le di justo en la pierna derecha.

"Della, ¿estás ahí?" escuché a Ramírez a través del audífono.

Toqué el dispositivo en mi oreja para responder:

"Ya estoy saliendo. Nos encontramos en el auto"

--¡Maldita niña hija de perra!-- gruñó de dolor. --¿Por qué no solo me matas, eh?

Me detuve frente a él, mirándolo desde arriba con superidad.

--Tranquilo, gruñón-- me burlé. --. Ya casi es tu hora.

Su expresión fue arte, pero no voy a reírme solo porque perdería seriedad. Así que opté por solo ladear mi cabeza de lado y mirarlo intimidante.

--Señorita, ¿qué hago con el chico?-- volteé a ver a Jiménez quien lleva al gemelo encima de los hombros.

--Se va conmigo-- demandé. --Tu ve adelante, yo te alcanzo.

Él solo asintió y obedeció, continuando el camino.

--Solo te pido que no toques a mi hijo...

Miré al hombre en el suelo.

--Esto no es con tu hijo, Sánchez-- Me agaché a su altura y tiré de su cabello. --. Pero si después de que te mate él decide seguir tus pasos, lamento decir que tendré que enviarlo contigo.

𝐈'𝐦 𝐚 𝐤𝐢𝐥𝐥𝐞𝐫 𝐧𝐨𝐰 | 𝐉𝐚𝐯𝐨𝐧 𝐖𝐚𝐥𝐭𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora