Epílogo

3.1K 284 30
                                    

Doce años después...

Por los pasillos del instituto camina un grupo de personas intocables, los populares. Los alfas y omegas respetados no solo por quiénes era sus padres sino por lo fuertes que eran.

El grupo era encabezado por un chico castaño de ojos verdes, alfa, de diecisiete años, Blake Hale Stilinski; a su lado había un omega pelirrojo de ojos verdes de dieciséis años, Tadeo Steiner Martin; un alfa castaño de ojos azules de dieciséis años, Abel Reaken Dunbar; otro alfa rubio castaño de ojos azules de quince años, Ben Reaken Dunbar; una omega de rubia castaño de ojos miel de dieciséis años, Sofía Mccall Lahey; y un alfa rubio de ojos azules de quince años, Bryce Whittmore Steiner.

- Blake, hoy tenemos partido de lacrosse. ¿Les dijiste a tus padres o volviste a olvidarlo? – le preguntó Abel al mayor.

La cara del Hale se deformó al escuchar eso mientras los demás rieron. Ellos era su propia manada, pequeña y segura junto con sus hermanitos y demás cachorros de la familia pero Blake era su alfa, uno bastante bueno solo que a veces era un poco distraído como su padre Derek.

- Papá va a matarme. Pops se va a reír de mi pero papá me colgara del poste más alto del pueblo. – suspiró – Tendré que decirle a pops y él se encargará. – dijo Blake con seguridad mientras pasaba su brazo por los hombros de Tadeo, quien solo negaba con la cabeza. Su alfa era un tonto a veces pero le daba cierta ternura el que le tuviera miedo a Derek.

Blake y Tadeo se dieron cuanta de que eran destinados desde el momento que se conocieron pero eran muy pequeños para saber el significado de eso así que crecieron juntos y cuando llegaron a la adolescencia las cosas se dieron de manera natural al igual que los demás. Abel y Sofía habían tardado un poco más porque tenían personalidades algo fuertes pero ahora eran felices a pesar de que sus padres quisieran morirse por eso. Bryce y Ben pasaron mucho tiempo juntos y un año atrás de manera sorpresiva dieron a conocer que estaban en una relación, eran felices y eso era todo lo que importaba además de que no era la primera vez que dos alfas estaban juntos. Tadeo era hijo de sus alfas y había resultado ser un omega no como su hermana, Keira, la cual era toda una alfa, un fenómeno no común pero no les importó.

- Derek va a asesinarte. Será algo muy divertido de ver. – se burló Bryce mientras Ben golpeaba levemente la costilla de su novio pero no negaba la verdad. Siempre era divertido ver como Derek ponía en su lugar a sus hijos.

Unas horas más tarde se encontraban en le campo de lacrosse cuando Mitch se acercó a los chico con un pequeño alfa de cuatro años entre sus brazos de cabello azabache de ojos heterocromáticos, uno verde y el otro whiskey.

- ¡Mitch! – exclamó Tadeo con emoción mientras se acercaba al mayor recibiendo una carica en su cabello.

- ¿Están listo para el partido?

- Nacimos listos. – dijo Bryce mientras Abel y Ben empujaban a Blake hasta que llegó con su padre mientras Sofía reía detrás de él.

- Hola, pops. ¿Papá va a avenir?

- Tu padre está aquí con tus hermanos pero te deseo suerte para cuando acabe el partido. – sonrió con diversión mientras revolvía el cabello de su hijo mayor – No sé porque no aprendes a decirle las cosas antes, Derek tiene un horario estricto en el hospital, es el mejor cirujano que hay. – le dijo Mitch con una sonrisa orgullosa.

- Pops, todos sabemos lo mucho que amas a papá. – dijo Blake nervioso, a veces su padre se dejaba llevar por el amor a su otro padre y terminaba perdiéndose. El abuelo Noah junto con su tío Ícaro decía que era el poder del amor, que su papá Derek cambió completamente al alfa.

- Papá te va a gritar. – dijo el pequeño Simon, en brazos del alfa mayor.

- No me ayudas Simon, no lo haces.

Mitch se alejó con el pequeño para ir a las gradas donde estaban todos los demás.

Al acabar el partido Blake sonrió al ver a sus hermanos saltando y gritando por su victoria. Amaba a sus hermanos y padres además de a los demás de su familia, era demasiado grande pero le gustaba.

Tiene seis hermanos y a pesar de que son bastante traviesos son los mejores. Están los gemelos de once años, Asher y Eider, el primero omega de ojos whiskey, el asegundo alfa de ojos verdes, ambos de cabello castaño; luego Cristel de diez años, una alfa de cabello azabache de ojos verdes; Gael de ocho años, un omega de cabello azabache de ojos whiskey; Kaia de seis años, una omega castaña de ojos verdes; y al final el pequeño Simon.

Abel y Ben tienen una pequeña hermana alfa, Liv, de nueve años, rubia de ojos miel.

Sofía tenía dos hermanas menores: Olivia de trece años, castaña de ojos miel y la única alfa; y Mia de once años, castaña de ojos café oscuro, omega.

La familia era mucho más grande y como siempre después de cada partido tenían una pequeña fiesta en la mansión Hale. Los abuelos eran lo más felices de tener a todos los cachorros ahí junto con Ícaro que pasaba casi todo el tiempo ahí.

Mitch y Derek se encontraban sentado un poco lejos de todos viendo como sus hijos reían y se divertían. El omega descansaba su cabeza sobre el pecho, una sonrisa en su rostro.

- Lo hemos hecho bien. – comentó Derek en un susurró mientras reía al ver como Blake era derribado por todos los menores.

- Así es. Podemos tener nuestra paz y ahora les toca a ellos vivir su vida.

- Te amo, alfa.

Mitch sonrió mientras dejaba un suave beso sobre los labios de su esposo.

- Te amo, omega. – le dijo una vez se separaron.

- ¡Papá, pops! – gritó Cristal mientras levantaba sus brazos indicándoles a los mayores que se acercaran.

- Vamos con los cachorros. – dijo Derek mientras tomaba la mano del alfa y lo arrastraba.

Mitch sonrió con amor y cariño. Toda su vida tuvo fuerte para proteger a la única persona que consideró familia pero ahora tenía a muchas personas a su lado y ya tenía en quien apoyarse.

Sí, es una buena familia. 

Un Alfa DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora