Rosas y Chocolates.

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Sentados en la cama, estaba mi madre y yo.

Fui un niño querido y amado por mis padres, me dieron mucho amor y cariño. No podía pedir más, tenía a los dos seres, más preciados por el ser humano.

En ese mismo cuarto, me vino la idea de preguntarle a mi madre;

-Mama, ¿Que se necesita para conquistar a una mujer?

Mi madre me acaricia el rostro y me responde muy amorosa;

-Hijo mío, para poder conquistar a una mujer se necesitan rosas y chocolates.

Mi padre estaba cerca de la habitación y escuchó lo que estábamos hablando, entra e interrumpe con una sonrisa en sus rostro;

-Hijo eso es mentira, para poder conquistar a una mujer usted, le insinúa su experiencia sexual y listo.

Mi madre indignada, pero medio sonriente, como si mi padre hubiera dicho algo gracioso, pero ella debía mantener una apariencia, de que no es correcto decirlo delante de mi.

Ella le responde con mucha picardía;

-Aquí está el niño, no digas esas cosas por favor.

Mi padre sonríe y me dice nuevamente;

-Hijo solo debes pedírselas y listo. Las rosas y los chocolates vienen después.

Mi mamá se pone de pie y le cierra la puerta en la cara.

7 años después.

Pasaron los años y yo me convertí en un adolescente. Esa edad era la más complicada en la vida.

Las fiestas por doquier, las parejas a mi alrededor inundaban mi entorno social. Mis amigos me contaban de sus primeras experiencias sexuales, de las fiestas y de cómo se hacían novios todos unos con otros.

En medio de toda está locura, estaba yo, con la idea en mi mente de que las rosas y los chocolates me llevarían a ser un extraordinario hombre lleno de mujeres.

Ya en la secundaria.

Había una chica muy linda, recuerdo que me llamaba mucho la atención, era rubia de ojos azules, bajita y con una linda sonrisa.

Era la que tenía las mejores calificaciones del salón. Pero muy aparte de eso, había algo en ella que me atraía mucho, no era tanto su belleza, era su humilde actitud y también notaba, que cuando me veía, siempre sonreía.

Creo que había una conexión natural. Asi como un amor a primera vista.

Hasta que un día me atreví a invitarla a comer, ella dijo que si, y para mí fue una de las respuestas que más lleno mi vida de emoción.

Trate de controlarme y esperé pacientemente a que llegara el día, me levanté temprano, fui a una tienda donde vendían arreglos florales, con frutas, chocolates entre otras cosas más. Yo pedí uno pequeño, porque no tenía mucho dinero, mis padres aún me sostenían y yo no trabajaba todavía.

El detalle era lindo a pesar de su tamaño, tenía dos rosas rojas, una cajita que contenía cuatro chocolates y un pequeño peluche de hello Kitty.

Muy emocionado, salí saltando de alegría y me dispuse ir hasta el lugar de la cita.

Llegue primero recuerdo yo, me senté en una de las mesas y pedí un café.

Cuando el mesero me trae el pedido, nota el regalo sobre la mesa y me pregunta;

-Disculpa, ¿Que vas hacer con ese arreglo?

Yo fruncí el ceño y le respondí;

-Se lo voy a regalar a una chica que me gusta.

¡Mujeres! Relatos para reflexionar. [Redactando, editando y corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora