━━━ xxi. twenty-one

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C A P Í T U L O  21
🗯░ 🕷🔮❝A tu lado❞
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CUANDO LE QUITARON LA VENDA DE LOS OJOS, Wanda notó que, además de Thomas Kaves, había otros hombres a su alrededor

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CUANDO LE QUITARON LA VENDA DE LOS OJOS, Wanda notó que, además de Thomas Kaves, había otros hombres a su alrededor. Esos debían ser los aliados de los que había hablado Yelena. Dos de ellos, uno rubio y el otro más moreno, la tenían cada uno por un brazo, sosteniéndola firmemente en el lugar. Claro, como si Wanda pudiera intentar escapar vestida con esa espantosa camisa de fuerza, tan ajustada que a veces le costaba respirar.

También lo habían cubierto con un impermeable rojo. Wanda no había entendido el significado de esa última prenda hasta que miró a su alrededor. Entonces se dio cuenta de que el impermeable no era porque llovía afuera —de hecho, hacía un tiempo maravilloso— sino para ocultar la camisa de fuerza y no espantar a las madres, padres y niños que se habían reunido esa mañana en el parque. A sus oídos llegaban fragmentos de conversaciones en ruso, risas y niños llorando porque querían que sus padres les compraran una paleta. Los perros corrían de un lado a otro persiguiendo discos y pelotas o simplemente jugando entre ellos. El ambiente se volvió tan familiar para ella que Wanda comenzó a tener un mal presentimiento.

Lentamente giró la cabeza hacia Kaves, quien le sonrió antes de respirar hondo como si disfrutara de la brisa fresca y el aroma de las rosas que emanaban de los arbustos que poblaban el parque.

— ¿No es este lugar maravilloso?—dijo mientras exhalaba profundamente—. La inocencia aquí es tan... peculiar. Sería una pena que un día tan divertido para estas familias se viera arruinado por un accidente fatal, ¿no crees?

— ¿Qué vas a hacer?—Wanda no se anduvo con rodeos, sabía que Thomas no podía tener nada bueno en mente y eso la asustaba.

— ¿Ves ese edificio de allá?—señaló un complejo de apartamentos al otro lado de la calle. Estaba formado por unas quince plantas y numerosas viviendas de civiles y por tanto de vidas inocentes—. Los vecinos llevan días quejándose de que los cimientos no son lo suficientemente estables. Les preocupa que alguna fuerza interna o externa pueda hacerlo caer.

La joven no necesitó escuchar una palabra más para entender lo que estaba pasando. Midió con horror la altura del edificio y luego lo imaginó derrumbándose sobre todas aquellas madres, padres, niños y mascotas que habían venido a pasar un buen rato en el parque. Y la gente del edificio... muy pocos sobrevivirían al impacto contra el suelo.

—No puedes hacer eso. Casi todos morirán.

—Observáme.

Kaves se quitó los guantes de las manos. Una sonrisa sombría cruzó su rostro cuando Wanda negó con la cabeza, rogándole que se detuviera con la mirada. Él la ignoró, abrió los brazos a cada lado de su cuerpo como si se dispusiera a emprender el vuelo y relámpagos de electricidad comenzaron a brotar de sus dedos. Las madres y los padres confundidos corrieron a proteger a sus pequeños mientras balbuceaban entre ellos sin entender lo que sucedía. El parque en cuestión de segundos terminó siendo rodeado por un círculo de ondas eléctricas que no dejaban salir ni entrar a nadie.

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