blanco

6 0 0
                                    

Realmente siempre estoy cansado, ya es como inherente en mí. Es agotador caminar, pensar, moverse, y es que toda actividad, por mínima que sea, resulta extenuante, incluso el hecho de imaginar, soñar y descansar. Tampoco es que me falte la energía ni mucho menos, es algo un poco más allá de eso... es como el dinero. Pagaría por una coca-cola y la disfrutaría unos minutos, compraría un cigarrillo y estaría relajado siete segundos, le pagaría a una prostituta por abrazar y acompañar mi cuerpo pero después de coger todo sería igual, nada hubiese cambiado. Lo mismo pasa con lo que hago. Escribiría pero al acabar el papel nada hubiese cambiado, gritaría que me odio, que me duele sentir el latir en mi pecho, pero nada hubiese cambiado. Y es que no cansa hacer o no hacer, cansa el sinsentido del verbo. Me diría esta noche "mañana serás otra persona" y en la vigilia yo habré cambiado un poco, pero todo seguiría igual. Mono, blanco y negro, unísono. Todo seguiría igual porque no soy quien ha elegido mi destino, mas sí un dios que me aborrece.

miro de lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora