Capítulo V

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El príncipe nerd puede comprarla con todos los detalles

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— ¡Asombroso, creí que aún no llegaba a Konoha! —exclamó Himawari, sosteniendo una figura de acción, con voz, de Kurama.

— Tengo algunos contactos y me trajeron toda la colección —respondió, acomodándose las gafas.

— ¿Significa que tienes a todos los bijuus? ¡Debió costarte una fortuna! —dijo una muchísimo más asombrada Himawari.

— El dinero es lo de menos en esos casos, ¿Quieres ver toda mi colección?

— ¡Por supuesto, Denki!

Brotaban las venas en las frentes de Boruto y Kawaki, al ver que sus planes no habían salido como lo esperado.

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Un par de horas antes...

Los cinco miembros de la familia Uzumaki se encuentran desayunando, como muy pocas veces solían hacerlo desde que los retoños habían crecido.

Kawaki había insistido 100 veces en mudarse y 101 veces lo habían convencido de lo contrario; si bien él era mayor de edad y toda su infancia pudo sobrevivir solo, no había razón para pagar un alquiler si de todas formas pasaba breves periodos en Konoha, además nada se comparaba a la comida de Hinata y aunque no lo admitiera en voz alta, le gustaba estar con esa familia, su familia, aunque eso justamente era lo que le atormentaba en todo lo demás.

Naruto era como un padre y Boruto era como un hermano para él, pero Hima... lo que sentía por ella no se comparaba a nada que había sentido antes, años atrás trató de ignorarlo, después trató de comprenderse, y cuando finalmente aclaró sus sentimientos, se sintió peor que cuando dudaba de sí mismo. Sentía que traicionaba al Hokage que le brindó cobijo, se sentía sucio porque seguramente Himawari lo veía como un hermano, y aunque no fuera así, se sentía poca cosa para ella, o para cualquier persona. Él, un don nadie, que tantos problemas había traído a la aldea, no podría jamás ser digno de un ser tan sublime con Hima, lo único que podía hacer era protegerla a la distancia, y tratar de olvidar sus sentimientos.

Aceptar misión tras misión no había servido para nada, la pensaba todo el tiempo, y cuando la vio, nuevamente los sentimientos retornaron como si nunca se hubieran ido; al contrario, se incrementaron con mayor fuerza. Toda una señorita y con la idea de tener un chambelán, ahora Kawaki no podía solo cuidarla a la distancia, egoístamente quería alejarla de todos, de cualquiera que quisiera robársela, aunque no era suya, no quería que estuviera con nadie más.

— ¿Y tú qué piensas, Kawaki? —preguntó Hinata.

El susodicho cayó en cuenta de que no estaba prestando atención.

— Preguntó sobre qué bocaditos servir en la fiesta —explicó Boruto.

— Eh... Makis —dijo sin pensar

— ¡Son deliciosos! —mencionó Himawari —Por cierto, ¿ya consiguieron a mi acompañante?

— Estamos en eso, no nos presiones dattebasa

— Vaya, son chicos muy exigentes —rió Hinata— No quiero imaginar como será cuando Hima tenga novio

Cof, cof... Naruto se atoró con su comida.

— ¡Sobre mi cadáver! —dijeron al unísono Naruto y Boruto, por supuesto Kawaki también lo pensó.

— Tranquilo papá, no creo que nadie se atreva a desafiar al Hokage —tomando todo con calma, Himawari sonrió y trató de relajar el ambiente.

Himawari Road to FiestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora