Taehyung
—¡Oye! Solo te lo voy a advertir esta vez —me dice Gunho a la vez que me mira con seriedad.
No puedo evitar quedarme perplejo ante él. Un silencio demasiado raro se instala entre ambos. Él me sigue mirando raro y no me dice nada. Finalmente suspira como si hubiera perdido las ganas de ser rudo y sonríe amablemente.
—Conozco a Gyeri perfectamente, como si fuera una extensión de mí —se señala tocándose el pecho dos veces para enfatizar—. Ella nunca se había mostrado tan enojada de que golpearan a alguien, como cuando te golpearon a ti hace un rato. Tampoco suele ser protectora o cuidar de las personas, mucho menos tratándose de ti.
—¿Tratándose de mí? —cuestiono confundido
—Eres el chico que la trataba mal cuando empezó a trabajar ¿no es así?
Desvío la mirada queriéndome ocultar. Realmente fui tan idiota que incluso me duele.
—Eso tiene una explicación —susurro avergonzado.
—Tranquilo, no te pienso reclamar por eso. Pero la verdad es que Gyeri no haría eso por ti si no se estuviera enamorando de verdad.
Su conclusión final me hace abrir los ojos como si fuera el mismísimo geniecillo acabado de salir de la lámpara de Aladín.
—Enamorada —repito, analizandolo por unos minutos
Por eso se comportó así. Gyeri estaba nerviosa y trataba de ocultarlo. ¡Había tenido un arrebato, lo más parecido a una locura de amor!
Gyeri vuelve a ingresar a los vestidores. Se ha cambiado de ropa, lo que me hace preguntarme en qué momento lo hizo si no nos hemos tardado tanto conversando.
—El auto está cerca de esta zona. Llegará en unos minutos—menciona con tranquilidad—. ¿De qué hablaban ustedes dos?
Gunho y yo nos miramos un segundo.
—De un pastel de chocolate —inventa él de la nada.
Carraspeo. ¿No sé le ocurrió algo más creíble?
—Sí, Gunho me contaba que tiene un antojo de pastel, y que comprará uno mañana a primera hora —intento salvar la situación—. Me preguntó si conocía una buena pastelería.
Gyeri frunce el entrecejo confundida. Su expresión de desconcierto es adorable.
—Que conversaciones tan extrañas tienen los hombres de hoy en día —murmura con extrañeza—. Da igual, el auto llegará dentro de poco. Vayamos fuera.
No pasan más de tres minutos cuando ya nos estamos despidiendo de Gunho. Subimos al audi blanco, el conductor saluda a Gyeri respetuosamente y arranca.
—Esta no es la ruta correcta —comento, alertando a Gyeri.
—Perdone, señor Soogil —se dirige al conductor.
—¿Sí? —pregunta el con una radiante sonrisa.
—Este es el camino a casa —afirma Gyeri—, pero necesito llevar a este chico a una dirección antes.
—Lo lamento, señorita. Su madre dijo estrictamente que los llevara directo a casa, a ambos. No puedo desobedecer sus órdenes.
Gyeri se queda callada un par de segundos. Me mira por un instante para indicarme que no hay problema. Aunque la verdad parece preocupada.
Llegamos y bajamos del auto. La propiedad es grande, un amplio e iluminado jardín decora la entrada. Atravesamos por un bien mantenido sendero que lleva a la fachada, en la cual distingo una ligera inclinación al estilo grecorromano.
—¡Oppa! —una pequeña niña de no más de tres años cae encima de mí, de la nada.
Detrás de ella llegan dos señoras con tranquilidad.
—Ahora lo entiendo todo —murmura Gyeri—. No te preocupes. Es una primita, no dice nada, ni es peligrosa.
Un par de empleados y una chica llegan a la puerta. La chica sonríe y saluda a Gyeri con cariño. Me mira y hace una reverencia en saludo
—Ella, solo está un poco obsesionada por conocer a gente famosa —explica, parece tener mi misma edad—. Me hizo presentarle a cinco atletas de los juegos olímpicos este último mes.
Gyeri se ríe. Yo miro a la pequeña de cabello negro como la noche que está en mis brazos. Parece un tanto avergonzada la pobre.
—Lleva todo el año diciendo que su alma gemela está en las altas esferas —menciona Gyeri con cierta ternura.
La otra muchacha, que supongo sea hermana de Gyeri por su alta complicidad, ríe divertida.
—Su alma gemela debe estar aún en pañales ¡Qué me cuentas! —bufa, a la vez que se cruza de brazos.
La niña parece molestarse ante eso, por ello me pide que la baje al suelo. Una vez allí intenta darle una patada en el tobillo a su prima. Sin embargo, es fácilmente esquivada.
—Es claro que tú nunca lo entenderías, Chaemin —dice un tanto altanera, mientras la fulmina con la mirada.
La chica se alza de brazos, sin querer discutir.
—Hana, es hora de irnos. Por favor, despídete de tus tía y primas —le dice una señora mientras le traen un paraguas.
—Chau, tía Lun —es de la única que parece querer despedirse.
A Chaemin le saca la lengua con gesto grosero, antes de que su madre la cargue para acomodarla en el coche.
—¡Adiós, Hana! Avísame cuando encuentres a tu alma gemela —le grita Chaemin mientras ríe.
Sonrió también, está chica es graciosa y contagia con su ánimo.
—La cena está servida —Anuncia la madre adoptiva de Gyeri —. Oh, por favor acompañenos joven. Ya que me tomé el atrevimiento de hacer que lo trajeran hasta aquí.
Sonríe avergonzada. Sonrió a punto de contestarle.
—No será posible, mamá. Taehyung está cansado —afirma Gyeri—. Debe irse a su casa a dormir.
Sonrío con sutileza antes de llevarle la contraria.
—En realidad tengo bastante hambre. Con mucho gusto acepto su invitación —le digo a la señora Kang, quien parece complacida al obtener tal respuesta.
Gyeri parece querer gruñirme. No puedo evitar reírme de su cara.
Mientras nos dirigimos al comedor, me quedo observando la exquisita y sofisticada decoración. Nos sentamos a la mesa y Gyeri aprovecha el momento exacto en que su madre y hermana conversan entre ellas para inclinarse hacia mi lugar en la mesa, ya que está a mi lado.
—No vuelvas a llevarme la contraria, ángel —me susurra al oído— Estás en mi territorio y acá mando yo, que te quede claro.
Sonrió. Eso sonó malditamente dominante y sexy viniendo de ella. Realmente Gyeri provoca demasiados extragos en mí, tantos que no creo ser capaz de controlarme a mí mismo.
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Fake Innocent • KIM TAEHYUNG [✅]
FanfictionGu Gyeri consiguió empleo como manager temporal de BTS. En poco tiempo logró ganarse la confianza de los chicos, de todos menos uno: Kim Taehyung. Le habían dicho que ese chico de sonrisa cuadrada no le daría problemas, que era muy dulce e inocente...