Fake Innocent • KIM TAEHYUNG [✅]

Capítulo 9

Gyeri

—Niña, jugaremos un juego muy divertido.

Siento náuseas al recordar la asquerosa voz de ese tipo. Últimamente esos recuerdos me han atormentado demasiado, a pesar de que me esforcé mucho por olvidarlos.

Nunca llegó a tocarme, sin embargo sus constantes insinuaciones me hacían tener mucho miedo. Temía que llegara a hacerlo. Era una niña que no tenía quién la defendiera ni tampoco sabía cómo defenderse a sí misma, supongo que eso les hacía todo más fácil.

—Gyeri.

Brinco en mi sitio ante ese llamado por parte de Taehyung. Los demás integrantes de BTS han decidido aprovechar el viaje para tomar una pequeña siesta.

—¿Qué mierda quieres? —cuestiono de mala gana.

Él agacha la cabeza.

—Estabas llorando. Creí que necesitarías esto —me alcanza un paquetito de pañuelos—. Lo siento.

Ese idiota no deja de decir lo siento, como quien recita un padre nuestro una y otra vez creyendo que así borrará sus pecados. Ruedo los ojos mientras me seco las lágrimas.

Unos pocos minutos más y el auto se detiene. Como si se tratara de un efecto mágico, los demás chicos abren sus ojos de a poco al no sentir el movimiento.

Les doy unos minutos para que puedan volver en sus sentidos y procedemos a bajar del auto. Hay un pequeño grupo de fans en la entrada del edificio, pero logramos pasar sin problemas gracias a la seguridad. Cuando ingresamos al primer piso los cuento mentalmente asegurándome de que todos estén en una pieza.

Cuando termino, me quedo viendo lo mismo que ellos, que parecen un poco sorprendidos. Los demás empleados de la empresa están en una línea recta y guardando estricto silencio. Nunca había visto tanta organización en mi vida. Menos aún en este piso donde siempre están todos en movimiento, diseñando nuevos conceptos, ideas o simplemente llevando información de aquí para allá.

A lo lejos veo venir a un grupo de personas. Cuando se acercan más logro ver que se trata de una chica y varios señores de traje.

—Ya decía yo que este ambiente de respeto no era por nosotros —murmura Jimin divertido.

La chica se acerca y casi me da un ataque al reconocerla.

—¿Es? ¿Es? —le pregunto en un susurro casi asmático a Namjoon, que era a quien tenía más cerca.

—Luo SunJi, sí —explica él con total calma.

Estará muy acostumbrado a verla por aquí porque ni siquiera se sorprende un poco. Joder, que es la mayor reina de nuestro siglo, con apenas 27 años es la mejor en cuanto a negocios logrando adquirir por sus propios medios una fortuna valuada en más de 48 millones de dólares. Además es hermosa, independiente y genial. Ojalá no me vea directamente o corro riesgo de sufrir un desmayo.

—Hola, SungJi noona —la saluda Taehyung cálidamente.

—Hola, chicos. Es bueno verlos de nuevo —ella devuelve el saludo con una sonrisa gentil—. ¡Jin!

Parece haberse emocionado al verlo. Su relación debe ser estrecha ya que lo abraza sin ningún tapujo, delante de toda esta gente.

—¿Has estado descansando bien? —se preocupa por saber.

—Sí, no te preocupes. Estoy muy bien —Jin le sonríe.

—Me alegra escuchar eso.

—Señorita Luo —la llama uno de sus acompañantes.

No sé qué son exactamente, tal vez sean sus guardaespaldas.

—Ya voy —les responde.

Se despide de todos los chicos y se marcha, prometiendo volver pronto para pasar el rato.

—Ya se fue hyung, ya puede dejar de gritar internamente como loco enamorado —comenta Jungkook a Jin, cuando todos los demás trabajadores han vuelto a sus lugares.

—¿Es tu novia? —pregunto al mayor mientras nos dirigimos al ascensor.

—Ya quisiera —susurra en respuesta, con una pequeña sonrisa—. Es solo una buena amiga de la adolescencia.

—Amiga dice —se burla Suga.

Jin no dice nada para contradecirlo. A pesar del color que comienza a tomar su rostro, parece no querer decir algo al respecto.

Llegamos a nuestro piso de destino. Y me toman de la mano de repente. Me sobresalto porque no es nada normal que me agarren de la mano de esa forma.

Pero todo cobra más sentido cuando me doy cuenta de quién está tomando mi mano. Kim Taehyung tenía que ser.

Los demás chicos salen del ascensor dejándonos a solas. Quitó mi mano de su alcance con un ágil movimiento.

—¿Quién te dijo que me tocaras?

Él parece avergonzarse por un momento. Sus mejillas toman algo de rubor y baja la mirada.

—Lo siento... —se disculpa.

—¡Ugh! Deja de decir lo siento como tonto. Al menos aprende otra palabra, hay muchas en el diccionario —le digo de mala manera antes de salir del ascensor.

Y no es que pretenda ser borde con él. De hecho, me gustaría más poder ignorarlo como a un mosquito. Sin embargo, no siempre puedo controlar mi instinto de querer mandarlo a visitar el cielo.

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N\A:
Actualización repentina antes de irme de vacaciones.

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