Proyecto Éxodo

IV

El motor del taller de Babel resonaba ferozmente como un enjambre de insectos enfurecido. En su interior, diferentes secciones de montaje estaban siendo ocupadas por ingenieros que, en su afán de construir los XT-02 suficientes para la defensa de Babel, estaban revisando planos y anotando los diferentes materiales que requerían estas unidades biomecánicas dotadas de cañones de escopeta. Un chico de pelo corto, rapado ligeramente por la nuca en un degradado sutil, de color escarlata, estatura media y dotado de gafas de culo de botella y ropas llenas de grasa de motor, parecía liderar un equipo de jóvenes ingenieros. El hombrecillo no parecía aparentar más de unos veinte y pocos años, y en su mirada, un tanto fría y distante, ocultaba más bien un espíritu de trabajador leal y fiel a sus principios.

Susan se acercó con el cargamento, y fue entonces como el muchacho, cuyo nombre era Luka, se limpió sus gafas con su camisa mugrienta por el trabajo de taller, revisó el género.

-Vaya, vaya, qué interesante. Justo lo que yo estaba necesitando. Ya me estaba quedando sin núcleos suficientes para estos cacharros.-se atrevió a decir, entusiasmado.- Sin embargo, me temo que aún vamos a necesitar más núcleos y baterías si queremos ganar esta guerra...

-Bueno, aún así, yo creo que no ha estado nada mal para nuestra primera incursión. De hecho, tengo una ligera curiosidad acerca de algo más que he encontrado. He pensado que tal vez te gustaría examinarlo un poco más de cerca.-sacó de su mochila aquel artefacto que parecía más bien una lata y se lo entregó en sus manos.

El joven examinó el aparato, y tras un vistazo minucioso, concluyó en un verdadero significado de la naturaleza del origen de aquel artefacto. Vaciló por un momento, decidiendo de forma silenciosa si merecía la pena compartir la información con ella o no, pero al ver el rostro de Susan, dubitativa y llena de ilusión por conocer, consideró en contarle lo que sabía.

-Es un Nano-bot.-concluyó, frotándose de nuevo aquellas gafas que tanto le caracterizaban y dejaban ver tras de sí unos ojos pardos como un caramelo de café. Sus movimientos eran un tanto chulescos, pero le daba un aire gracioso en sus mímicas dramáticas.

-¿Un nano-qué?-preguntó Susan, aún más entusiasmada por la rapidez del muchacho en identificar un cacharro que no sabía aún lo que era.

-Una nano-bot.-puntualizó nuevamente Luka.- Se trata de un artefacto que tiene múltiples funciones, como por ejemplo el espionaje y la realización de tareas de vigilancia. Funciona por reconocimiento de voz. ¡E incluso tiene una inteligencia artificial que es capaz de reconocer rostros y huellas dactilares mediante un escáner! Digamos que también hace de asistente personal. Verás, funciona con un campo antigravitatorio que le hace volar técnicamente y mantenerse fuera del suelo, y en caso de que este mecanismo fallara, en su interior hay unas hélices.

Susan no tenía ni idea de lo que estaba hablando, y se quedó a cuadros más rápido que lo que había sentido curiosidad por aquel artefacto con forma de lata de refresco.

-¿Qué es esa inscripción de su lomo?-preguntó con aún más curiosidad.

Luka vaciló por un instante, pero al ver la cara de desconcierto de Susan, que pedía a gritos una explicación, tomó aire resignado, e intentó explicar su significado con paciencia.

-Esa compañía era antaño el monopolio tecnológico del mundo. Se dedicaba a diseñar aparatos electrónicos para facilitar la vida de las personas en todas las áreas de un país. Desde el entretenimiento y el disfrute personal, hasta la defensa y la armamentística. Sin embargo, un día, se cree que alguien en su junta directiva ascendió al poder y, bueno, inició el Proyecto Génesis. A raíz de todos aquellos acontecimientos, estamos ahora aquí. Se podría decir que NanoTech es, sin duda, la compañía causante de todo el cambio mundial y la responsable de la destrucción de nuestra propia especie.