Ya había llegado el crepúsculo, y tal como habían acordado, el escuadrón Delta y Verónica se vieron las caras en las puertas de Babel. Aquella noche era especialmente fría, y Verónica trajo, además de las mochilas de equipamiento (que contenían raciones para varios días de viaje, una cantimplora, pastillas potabilizadoras, una mascarilla, un rifle Mauser cargado, radios de comunicación y gafas de visión nocturna) unas chaquetas de color verde. Se habían puesto esas chaquetas, y todos se sobrecogieron con la sensación tan agradable que producían dichos tejidos.
-Dentro de la mochila tenéis una mascarilla. Bajo ningún concepto quiero que os las quitéis cuando alcancemos la Zona 0. ¿Entendido?-anunció Verónica, con un tono más autoritario de lo normal. Estaba muy claro que no quería ninguna baja por imprudencias tan nimias.
John se apresuró a preguntar esta vez.-¿Qué es esa Zona 0?
-Es donde hace tiempo se produjo un sabotaje biológico a gran escala, y es el punto donde comienza la propagación de patógenos del virus producido por el ácaro.
Todos comprendieron rápidamente el significado de aquellas palabras. Una vez los cinco terminaron de revisar el contenido de cada una de sus mochilas, se apresuraron a dar la señal de apertura de las puertas. El viento ululaba por los páramos helados de aquellos lugares tan apartados de la imaginación de alguien que alguna vez tuvo una visión de un lugar próspero de aquellos parajes. Emprendieron la marcha hacia el oeste, y tras unos minutos de caminata por senderos rurales, se pudo vislumbrar la carretera. Estaba vacía, desprovista de cualquier tipo de sonido, y a simple vista resultaba erosionada por el largo paso del tiempo. Alguna vez hubieron dibujadas lineas que marcaban la dirección a la que debía ir cualquier vehículo. Tan pronto como siguieron avanzando, vieron carteles que ponían un nombre, borroso pero aún legible:
POLÍGONO INDUSTRIAL NANOTECH CORP, 6 MILLAS
Susan leyó el cartel y juró haber leído ese nombre en alguna parte, e incluso tenía la sensación de que le habían hablado de aquel sitio, pero ahora tenía la memoria muy ocupada con la incertidumbre que le producía saber que probablemente fuera la última vez que viera con vida a Alex y a su escuadrón. Intentó ignorar estos pensamientos intrusivos, pero no pudo hacer gran cosa. Cada paso que daban era un paso más cerca de una terrible trampa mortal. Y ella lo sabía, pero creía estar preparada. Durante el camino cruzaron pocas palabras, la mayoría eran instrucciones sobre cómo actuar en el complejo(en caso de contacto directo con los infectados hay que correr hacia un punto de encuentro donde poder tirotear con mayor precisión, mantener en comunicación las radios reglamentarias, etc.). Aquella carretera parecía perderse entre un espacio infinito de asfalto destrozado y coches aparcados en mitad de las vías de cuando en cuando. Habían esqueletos de personas desesperadas en lo que parecía una huida rápida de algún evento del pasado, pero la información que pudieran haber proporcionado sobre lo que les había pasado hacía muchísimo tiempo que había muerto con ellos. El óxido de los vehículos acompañaba a aquella espantosa visión donde los desdichados conductores ahora yacían como estatuas permanentes de hueso y polvo.
La noche empezó a recrudecerse pasadas unas pocas horas desde que hubieron partido de Babel. Una incesante lluvia empezó a arreciar y tuvieron que refugiarse en el interior de un vehículo. Rompieron los cierres con las culatas de las Mauser y despojaron a los dos esqueletos que estaban en los asientos del conductor y copiloto respectivamente. Aquello fue extremadamente escalofriante para Susan, pero no tuvieron más remedio que hacerlo. En el interior, encendieron una linterna para comprobar el estado del vehículo y ver si tenía algo de importancia. En la guantera había documentación húmeda que apenas era legible, una pistola con dos balas en el cargador y una pequeña ganzúa. Verónica se encargó de recoger la pistola y la ganzúa. El resto se había ubicado en distintos asientos. Susan, Alex y Verónica en el asiento trasero y John y Cody en los asientos de delante. Fuera se había levantado un temporal tan azotador que daba pavor salir fuera. El viento soplaba con una magnitud descomunal, y la sombra de unos destellos podían verse en la lejanía. Se avecinaba una tormenta. Los truenos se escucharon desde millas de distancia, y resonaban como cañones en una batalla campal.
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Proyecto Éxodo
Science FictionLas hordas de súper soldados están en proceso de ser creadas. La ingeniería militar se recrudece, y todo parece arder lentamente en una guerra que acaba de empezar y promete ser muy cruel. El despótico gobierno sin límites de Génesis está a punto de...