Emily se dirigía a su primer salto en paracaídas, ya hace algún tiempo había decidido que jamás volvería a tener miedo porque la vida estaba hecha para correr riesgos. Le aterraba la idea de dar un salto y que su vida quedara pendiendo de un hilo, pero no podía renunciar a la adrenalina que estaba por sentir.
-No tengas miedo, dentro de unos minutos saltaremos, solo recuerda todo lo que te enseñe allá abajo, dijo el instructor.
Emily soltó un grito de felicidad al ver como su rostro era golpeado por el viento, poco después se percató de que ya estaban llegando a tierra y aun el paracaídas no se abría.
- ¿Qué sucede con el paracaídas? -le grito Emily a su instructor que se encontraba delante de ella.
-Lo siento mucho, hoy decidí no traerlo.
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Cuentos para alimentar monstruos
Short StoryRecopilación de microcuentos y pequeños relatos de suspense.