❝No volverás a estar sola mientras yo me mantenga a tu lado.❞
→ Hanabi solía ser una chica muy solitaria. Siempre había estado rodeada de pesadillas que le recordaban día y noche lo maldita que estaba, porque alguien como ella no podía amar y ser am...
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SORPRESA.
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Hanabi caminó con algo de tranquilidad hasta el punto de encuentro entre las dos escuelas, porque por otro lado se encontraba muy nerviosa por lo que iban a provocar Satoru e Itadori. Pero de repente detuvo su paso al ver de reojo a los alumnos de Kyoto acercándose hasta el lugar y mirando mal de reojo a la chica de ojos rosas. Especialmente tenían su atención en ella, y no de una buena manera, la chica que pertenecía al clan Zenin y el chico que pertenecía al clan Kamo. Sin embargo antes de que pudiera hacer o decir nada, su compañera se colocó delante de ella de modo protector para evitar que ellos continuaran despreciándola de aquella manera.
━Maki-san...━susurró aliviada viendo a la mayor defenderla.
━No dejes que te intimiden Hanabi, no merece siquiera la pena prestarles atención.━mencionó la Zenin tomando la mano de la ojirrosa y arrastrándola junto con sus compañeros, los que sí la trataban bien.
━Tan simpáticos como siempre.━soltó Fushiguro sarcásticamente.
━Tengo ganas de golpearles.━añadió Nobara, a lo que la pelinegra asintió ante sus palabras.━¿Estabas con Gojo-sensei, Hanabi-chan?━preguntó Kugisaki acercándose hasta su amiga con curiosidad.
━Sí, decía que vendría pronto.━contestó encogiéndose de hombros.━Aunque conociéndolo probablemente se entretenga en el camino.━dijo haciendo que la castaña soltara un suspiro, cansada y con hambre.
Repentinamente la profesora de la escuela de Kyoto, Utahime, entró dando varias palmadas que interrumpieron la disputa entre los alumnos, dejando un silencio un tanto tenso entre todos ellos. Hanabi simplemente mordió su labio nerviosa pensando en cuántos problemas podría llegar a meterse simplemente por su sangre; porque desde que llegó a aquel lugar gracias a Nanami y a Itadori había oído toda clase de comentarios sobre su clan y ella misma.
Por el simple hecho de pertenecer a su propio clan, aquel que fue masacrado hace tanto tiempo por el resto de las familias de chamanes y que sufrió tal discriminación en el mundo del jujutsu; el resto de las personas ya la trataban como si hubiera cometido un crimen. Desde luego que los altos cargos no estaban contentos al enterarse de que la última superviviente del clan se encontraba con vida, más aún sabiendo la maldición con la que cargaba. Y los pocos que la habían aceptado eran sus compañeros, dándole una oportunidad más para vivir una vida acompañada y sin miedo a morir sola.
