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Seoho suspiró mirando impaciente el reloj en su muñeca. Geonhak había dicho desde hace media hora que iba camino a la casa del rubio y, a pesar de que sus casas quedaban a menos de 10 minutos caminando, no había señales de su mejor amigo.
Tomó su teléfono para poder marcar el número de Geonhak, preocupado de que no llegara cuando escuchó el timbre resonar en su casa.
ㅡ¡Yo abro la puerta, mamá! ㅡavisó Seoho corriendo desde su habitación hasta la puerta, donde Geonhak estaba parado con una sonrisa recta, sosteniendo un ramo de rosas de color rosa suave con pequeñas florecitas blancas y una linda tarjeta de conejitos y corazonesㅡ ¿Porqué tardaste tanto?
ㅡSi, yo también estoy bien, Seoho, gracias ㅡGeonhak rodó los ojos pasando a la casa del rubio, mostrándole las flores que compróㅡ. Por si no lo recuerdas, me pediste que comprara este ramo de flores con características específicas y ¡Ninguna tienda tenían las dichosas tarjetas de conejitos y corazones por doquier!
ㅡPero las encontraste y eso es lo importante ㅡSeoho le mostró una brillante sonrisa que hizo a Geonhak negar con la cabeza mientras le entregaba las flores y la tarjeta a su amigo.
Por fin era viernes, la cita de Seoho y Keonhee había llegado muy rápido para ambos chicos, pues estaban emocionados por salir con el otro y conocerse. La idea original era verse en la salida, en la puerta de la escuela, para partir al pequeño puesto favorito de comida rápida de Seoho, sin embargo, las cosas cambiaron cuando le avisaron al rubio que no tendría clases, por lo que Seoho aún estaba en su casa, esperando a que el reloj marcara la 1 con 30 minutos de la tarde, hora en la que se dirigiría a la escuela por Keonhee.
