2) Un extraño cubo de hielo

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Los días pasaron, la relación entre Connor y Amaya seguía haciéndose cada vez más fuerte. Ya no les importaba verse en la escuela o en la calle tomados de la mano o abrazados, en un comienzo eso podía resultar algo avergonzante pero entre ambos fue que se decidieron dar la fuerza para hacerlo a pesar de algunas burlas que podían recibir de sus compañeros de clases. La felicidad y el enamoramiento que cada uno tenía por el otro les hacía poder aguantar cada una de esas burlas, por lo que no pasó mucho para que quienes se burlaran dejaran de hacerlo. Sin embargo, eso no terminó quedando así; quienes se burlaban terminaron dándose cuenta que el mejor blanco para las burlas no eran ellos dos, por lo que las burlas comenzaron a desviarse.

- ¡Oye Greg! – el muchacho rubio escuchaba que le decían – ¿Cómo se siente ser el que carga las maletas?


Greg escuchaba esas burlas, presionaba sus dientes y empuñaba sus manos, mirando con furia hacia quien le decía esa u otra burla, pero no decía nada, aunque su rostro enrojecido por el enojo era bastante notorio. Entendía que eso se lo decían porque siempre estando junto a Connor y Amaya quienes iban tomados de la mano, él iba junto a ellos pero sin entrar en contacto con ninguno.

- ¡No lo molesten! – respondían Connor o Amaya, defendiendo a su amigo


Esas respuestas de sus amigos causaban que los que se burlaran se terminaran alejando.

- No les hagas caso – le decían a Greg, a quien le daban una palmada en el hombro antes de continuar caminando


Él asentía con la cabeza dándoles una ligera sonrisa. Aquella sonrisa dejaba tranquilos a Connor y Amaya y volvían a tomarse de la mano para seguir caminando. Ninguno de ellos se daba cuenta que Greg permanecía con su rostro enrojecido y sus puños apretados mientras seguía caminando junto a ellos. Humillado por las bromas. Humillado por sus compañeros de clases.


Humillado por estar solo.



La felicidad de parte de Connor y Amaya no podía ser descrita de ninguna manera por ninguno de ellos. Para Greg ya era frecuente escuchar comentarios de cada uno de ellos donde hablaban sobre el otro. Cuando Amaya aún no llegaba a la escuela o había pedido permiso para ir al baño, Connor solía confesarle a Greg sobre lo que estaba sintiendo o lo que planeaba hacer para el futuro con respecto a ellos. En un comienzo el muchacho rubio podía tolerar perfectamente todo lo que Connor le decía, pero paulatinamente y por cada vez que él le decía algo sobre el tema comenzaba a sentirse cada vez más incómodo, o incluso algo humillado, pero lograba hacer ese gran esfuerzo que al final lograba impedir que se viera mal.

- Amaya es muy linda ¿No lo crees? – le dijo alguna vez – su hermoso cabello y sus anteojos la hacen ver muy bonita

- No puedo creer que una chica tan bonita como Amaya haya querido convertirse en mi novia – le dijo otra vez

- El que Amaya me quiera tanto es algo que aún sigo sin poder creer – otra vez dijo


Connor confiaba mucho en Greg y por eso es que le decía todos esos sentimientos por su amiga con tanta libertad. Él le decía con entusiasmo y una gran sonrisa lo que su corazón sentía por su amiga. Greg era como un hermano para él y sabía que podía contarle todo lo que en esos momentos sentía.


Lamentablemente no se daba cuenta del daño que le estaba causando a Greg.


PJ Masks: Un amor imposible, Gekko x RipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora