STUPID LOVE STORY

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Leelo con «It's been a long, long time» de Harry James ft Helen Forrest.

1979:

La mañana está fría, las hojas de otoño caen mientras el invierno ya hace acto de presencia. Camino por el Hyde park sintiendo el viento jugar con mi cabello y sonrío. Las parejas yacen en el parque, tomadas de la mano, despidiéndose, siendo este el último día para los soldados enlistarse.

Veo lágrimas, sonrisas y comprensión. Veo esperanza, anhelo y amor. Veo sueños...

Me siento en uno de los bancos del parque, cerca del lago percibiendo la llegada de los cisnes, los cuales incluso, se ven eternamente enamorados.

Los minutos pasan, una hora, dos...
Y un señor mayor de edad se acerca a darme una carta con una pequeña caja, sonriéndome al entregarla. Le devuelvo la sonrisa y abro la carta extrañada. Huele a él, tiene su perfume.

“Querida Emma, amor mío.

Sé que tal vez esto me haga un cobarde pero ¡Oh cariño! No sabes cuan dolorosa es esta situación para mi. Condenarte a un camino sin retorno y enlistándome para irme, el que te sientes a esperar mi llegada y que tal vez nunca regrese y quedes con la incertidumbre. No podría, no me lo perdonaría. Quería venir a hablar personalmente contigo, pero sabía que por más que te lo explique no lo ibas a entender, porque me amas. No mereces esto, Emma, mereces felicidad, tranquilidad y una vida plena llena de amor, la cual, yo nunca podré darte.

Por eso, te pido con todo lo que me queda, que no te aferres a mi, que me olvides. Enámorate, vive, ten una familia y un esposo que pueda brindarte lo que yo no. Es lo que deseo para ti, que alguien pueda darte lo que yo no.

Mi amor y mi cariño siempre te van a pertenecer, en cualquier vida. Anhelo algún día poder encontrarte, porque nos pertenecemos uno al otro, solo que estamos en el tiempo equivocado.

Siempre tuyo, Owen.

Con los ojos empapados de lágrimas, abro la pequeña caja y lo que encuentro dentro me termina de romper. Las placas que hicimos con la fecha de nuestro primer beso en la orilla de la playa.

Me levanto destrozada, con el corazón hecho añicos y con un sentimiento de pérdida indescriptible.

¿Qué lo olvide? ¿Cómo podría? Si él significó todo para mi. Marcó un principio y un final, un antes y un después. Su sonrisa fue la luz que opacaba el mismo amanecer, sus ojos el ocaso que maravillaba la puesta del sol, sus manos tocaron no solo mi cuerpo, si no también mi alma, ¿Y lo iba a olvidar? ¿Cómo podría, cómo...?

Sé que en su alrededor aprendí algo más que gemir, que en sus manos hice más que temblar, que su boca fue mucho más que tatuar y que sus ojos decían más que desear. Fuimos más que pasión, nos convertimos en expectación sin ningún tipo de reparación.

¿Y ahora? Ahora él se ha ido, sin saber que nuestro amor ha dejado marcas, huellas y un bebé...

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