Leer con "The night we met" de Lord Hurón de fondo.
Las hojas del verano caían pero ya se sentía el frío de invierno. Las calles de New York inundadas de personas corriendo y con ambiente navideño, parejas tomadas de la mano, familias paseando con sus niños, y yo, yo solo era aquel infeliz que ahora no tenía otra vida más que el trabajo y el alcohol.
Frecuentaba aquel bar cada viernes, intentando olvidar lo miserable que me hizo aquel acto, tratando de cambiar el rumbo de mi vida y estar parado en otro eje de la brújula pero todo iba mal. Yo no contaba con la sorpresa de que mi corazón se haría añicos en el proceso, sus ojos azules hicieron trozos irreparables mi alma y cuando me vió con decepción y tristeza, supe que yo había marcado su vida... Y ella la mía.
Su recuerdo llega a mi con melancolía, no podía parar las lágrimas que desbordaban con fiereza de mis ojos, mi cuerpo latiendo de furia y el alcohol haciendo estragos en mi garganta. Bailábamos cada noche Love Grows y la habitación se llenaba con su risa. Ella sacaba lo mejor de mi, ella me hacía sentir que era bueno, sanaba la pudrición de mi alma y me hacía querer cambiar.
Pero mientras más transcurría el tiempo, yo entendía que la estaba condenando, arrastrando con mis cadenas.
No podía estar sin ella, yo era egoísta, avaricioso e incluso orgulloso pero lo que más me dolía es que sin aquella presencia todo era silencioso, y me reprochaba a mismo cuando la dejaba marchar a pesar de que la necesitaba más y más. Sin su esencia, el silencio hacía mucho ruido en mi cabeza.
La hería una y mil veces y nunca desistió de su amor hacia mí. Entonces entendí que yo debía abandonarla para que ella pueda ser feliz.
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HISTORIAS PARA LEER EN EL FIN DEL MUNDO
AcakLa vida en sí no tiene un significado complementario que demuestre la objetividad de esta, simplemente se debe proceder a construir un estilo para confrontarla y conformarse con lo que esta dispone. Sé feliz sin importar qué, cada quien sabe de que...