Capítulo Dieciocho.

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Nueve de la noche, SeokJin suspiraba lo más bajo que podía para que NamJoon no pudiera preocuparse.
Los dos en aquel parque, sentados exactamente en los columpios mientras que el mayor se balanceaba un poco y el moreno solo jugaba con sus dedos algo nervioso.

La situación se había salido de sus manos y cuando escuchó a SeokJin llorar en los baños sintió que había arruinado las cosas. Tal vez debió pedirle que se quedaba fuera de la oficina siguiendo con su trabajo pero tenerlo cerca simplemente le hacía srntirse bien. Tal fue grande su avaricia que ahora las cosas estaban mal con YoonGi.

Pero no debía dejarse llevar mucho, su amigo era alguien, pero SeokJin...

-Yo...- comenzó el moreno no estando seguro de si seguir, pero tenía que ser valiente así que aclaró su garganta y agarró valor de no sabe dónde-. Las cosas estuvieron mal, se me salió de control todo. De verdad no quise que YoonGi se comportara así con usted, pero él no tiene filtros.

El mayor asintió, aún recordaba a YoonGi y la sangre le hervía.

-Lo entiendo...

-Si es así, por favor entienda que esa actitud es de él. Siempre escuché a mis compañeros en la escuela decir que los idiotas se juntaban con los idiotas, los populares con los populares y los inteligentes con los inteligentes. Pero créame cuando le digo que YoonGi definitivamente es un idiota y que eso no quiere decir que tanto HoSeok como yo lo seamos y-

-Señor Kim- interrumpió algo confundido por lo rápido que hablaba-. Entiendo a lo que quiere llegar y estoy muy seguro que usted no es un idiota, tampoco digo que el Señor Min lo sea apesar de que sus acciones digan los contrario.

-Claro que lo es...

-A lo que quiero llegar, es que JiMin está herido y asustado, eso lo hace desconfiar de los demás hombres cuando tienen una intención más allá de amigos o laboral. Sé que no cree en ellos, ni en sus palabras... Pero yo no pienso así, sé que no todos son iguales.

Por una parte eso alivio al menor, saber que las personas pasan por diferentes cosas en la vida y los hacen pensar a veces mal, a veces bien. Entendía la parte de JiMin, era algo difícil tener que lidiar con las burlas de personas que creías ser cercanos, pero no iba a negar que le asustaba que SeokJin pensará igual.

Así que decidido y con el corazón en la mano dispuesto a entregarlo, se puso de pie.

SeokJin alzó las cejas con curiosidad viéndolo e imitandolo poniéndose también de pie.

-¿Ocurre algo?- preguntó y de inmediato NamJoon tomó sus manos.

-Secretario Kim, perdone por lo que voy a decir aún sabiendo la situación en la que se encuentra- Jin frunció el ceño-. Entiendo que usted debería estar con el jefe Park apoyándolo, pero no creo poder soportar más estar así...

-¿A qué se refiere con eso?-

-No sea más indiferente conmigo- interrumpió-. No hay que ser lejanos en el trabajo, y quiero que fuera de este sea lo más cercano a mí. Me gustaría que no me llame por jefe Kim, ni tampoco quiero llamarlo como secretario, quiero poder tener la confianza de nombrarlo por su nombre y tomarlo de la mano en cualquier lado. ¿Por qué no podemos hacer eso?

-Yo...- no supo cómo contestar, apesar de que sí sabía cuáles eran las palabras exactas pues eran cosas que él ya había pensando antes y que deseaba decir, simplemente no sabía cómo expresarse.

-Yo no soy como los demás- siguió seguro-. Soy un hombre de palabra porque me enseñaron a serlo, cumplo mis promesas. Y no miento cuando digo que lo amo... Que te amo Kim SeokJin. Y te pondría por encima de cualquier persona porque confío ciegamente como un tonto que tú también lo harías. Aunque no estoy muy seguro de tus sentimient-

𝖢𝖾𝗈 𝖨𝗇𝖿𝖺𝗇𝗍𝗂𝗅 -𝖭𝖺𝗆𝖩𝗂𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora