Capitulo 2

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Capitulo 2

Los padres de Sophie habían salido al centro de Niza dejándola a ella a cargo de su hermano menor. El travieso Pierre.
Por la hora, y el silencio que habitaba en su hogar, dedujo que Pierre estaba dormido. Dejo el teléfono sobre su cama y se levantó para ir a la habitación de su hermano.
Sonrió al ver al chico de nueve años acostado en su cama boca abajo. Se paró a su lado y lo tapo con las mantas que él había dejado a un costado. Le dio unas palmadas suaves en el hombro y se marchó, cerrando la puerta tras de sí.

Bajo las escaleras mientras se rascaba la nuca y pensaba en lo sucedido minutos atrás. Ya estaba cansada de lo mismo. Debía superarlo, debía intentarlo.

Llego a la cocina y se sentó en un taburete rojo que su madre había comprado hace días. Apoyo sus codos en la pequeña mesita de cocina, y froto su frente con ambas manos. Estuvo cerca de cinco minutos en esa posición hasta que la puerta de la entrada fue abierta. Se levantó de un brinco y se dirigió hacia su madre, la cual venía con ambas manos ocupadas por bolsas de mercadería. Ella la ayudó con unas cuantas y luego su padre se hizo presente en la misma situación que su madre.

-Te hemos traído ese té que tanto te gusta, ese que sus té tienen nombres medios raros.-Algo bueno tenía que tener el día de Sophie.

-Si me has traído, espero que sepas cual es mi favorito.

-¿Lady Vetel?-Sophie cubrió su boca con ambas manos y rió a carcajadas. -¿Qué?-Su madre le dirigió una mirada pidiéndole explicaciones.

-Es Lady Velvet, mamá.-Maria rió junto a su hija y asintió. Ambas se dedicaron a guardar la mercadería, mientras que Jean Pierre, su padre, guardaba el automóvil en el garaje.

-¿Dónde esta tu hermano?

-Se quedó dormido. Le puse las mantas encima, pero no se ha puesto la pijama.-A la vez que su madre asentía, Sophie sacaba un tazón. El cual ocupaba para tomar el té. Abrió un paquete de Lady Velvet y lo puso en el tazón. Espero a que el agua hirviera para vaciarla.
El olor a pétalos de rosa, con cierto toque a naranja la volvía loca. Podía tomar té todo el día aunque en Niza el clima estuviese despejado y algo caluroso. Y es que ya se venía el verano.

Dejo reposando su té y término de ayudar a su madre. Tomo el tazón caliente entre sus manos y subió las escaleras, saludando a su padre, que acaba de entrar a su hogar nuevamente, con una sonrisa en los labios.

Se sentó en su cama y dejo el tazón en la mesita de noche. Los recuerdos inundaron su memoria. Lady Velvet, tenía una historia que contar. Y es que si Maximiliano no la hubiese invitado aquel día, ella no tendría esa leve obsesión.

Ambos caminaban de la mano por las costa de Niza, Sophie vivía a apenas unas cuadras. Iban sonriendo, disfrutando de la compañía del otro, viviendo el momento. Hasta que Sophie se detuvo; una nueva tienda le llamo la atención.

Té ame.

Ambos se dirigieron a la vitrina para observar que ofrecían. Los ojos marrón oscuro de Sophie parecieron iluminarse, y eso a Max le cautivó.
La mano de Sophie se apretó con mas fuerza a la de Max y lo llevó a rastras dentro de la nueva tienda. Los olores que tenía eran exquisitos. Ella estaba fascinada, y él, un poco mareado.

La mujer detrás del mostrador les sonrió a ambos y les ofreció una bandeja llena de vasitos con té en su interior. Max, que no era muy fan de estas costumbres negó con la cabeza. En cambio Sophie, sonrió maravillada y tomó un vasito.

-Es mi maravilloso Lady Velvet. Está constituido por pétalos de rosa azul, algo de naranja, y unos secretos de la vieja escuela.

Sin dudarlo, Sophie dio un trago y saboreó en su paladar. Después de unos segundos, tragó todo el té.
Luego de preguntar el valor de aquel maravilloso té, Sophie revisó su mochila y se percató de que no llevaba la billetera ni el monedero consigo. Negó a la mujer y salió de la tienda seguida por Max minutos después.

900 KilómetrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora