Capitulo 4

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Capitulo 4

La campana anunció el primer descanso en el instituto. Las sillas comenzaron a ser arrastradas por la baldosa, los murmullos comenzaron a incrementar tanto en el salón como en el pasillo.
De un minuto a otro, el salón estaba vacío, a excepción de Sophie y sus amigas, que aún seguían tratando de resolver aquel ejercicio de matemáticas que tanto les costaba. Aunque para Valerie, no era impedimento, ella era quien tenía las mas altas calificaciones en dicha asignatura. En cambio Sophie, no lograba salir de los rojos.

-Me rindo.-Dijo Sophie, al tiempo que tomaba su calculadora y la guardaba en su mochila. Cerro el cuaderno, y guardo sus útiles.

-Cuando logre un azul, prometo fiesta en mi casa.-Bromeó Marie-Antoinette. Sophie se giró sonriendo y negó con la cabeza a la respuesta de su amiga.

-Pues así como vamos, la fiesta la darás cuando nos graduemos.

-Para eso falta un año y medio, Sophie.-Marie tomó sus cosas y las guardó en su mochila, dejando su billetera sobre el banco.

-Yo solo decía.-Valerie e Isabelle comenzaron a reír por la pequeña discusión de sus amigas.

Una vez que todos los útiles estuvieron en su sitio, las cuatro amigas se pusieron de pie y salieron del salón dispuestas a ir por algo de comer. Sophie se enganchó al brazo de Isa mientras caminaban por el pasillo.
A lo lejos, bajando la escalera, Sophie logró divisar a aquel chico del tatuaje en la cabeza. Para ser mas exactos, una Luna con pequeñas estrellas al rededor.

-Mira quien vino hoy.-Isabelle apretó su brazo, apretando consigo la mano de Sophie. Ambas chicas miraron al frente, Valeria y Marie saludaban al susodicho. Isabelle se liberó de la mano de su Sophie, saludó al chico de un beso en la mejilla y siguió a sus otras amigas.

Allí quedó Sophie, sola. Vayas amigas que tenía. Una sonrisa se plasmó en su rostro. De todos modos, prefería estar a solas con él. No era porque quisiese darle un beso en aquellos labios rosados, tampoco era porque quisiera acariciar aquel tatuaje, ni tampoco por querer explorar aquellos tatuajes que cubrían parte de la anatomía del chico, simplemente, prefería hablar con él a solas.

Ambos coincidieron en miradas, él dio grandes zancadas y quedó frente a Sophie, que por su parte solo sonrió. El chico abrió sus brazos y espero lo inevitable. Sophie rió y sin pensárselo mucho, rodeó el cuello del chico, mientras ambos cuerpos chocaban entre sí. Ambos soltaron un suspiro que al parecer, estuvo retenido mucho tiempo. No hubo palabras, no hubo risas, solo silencio.

-¿Cómo estas hoy, pequeña dinosaurio?

-Supongo que me falta salir a cazar para recuperar fuerzas. ¿Qué hay de ti?-Ambos se separaron unos centímetros y se sonrieron.

-Iré de cacería con mi dinosaurio favorita.-Él rodeó el hombro de Sophie con su brazo y comenzaron a caminar hacia el negocio.

-Eh, Roland...¿Lo hiciste?

-Sí.-El chico asintió, apretó a Sophie contra su cuerpo y sonrió. -Quedó estupendo. Me ha gustado mucho.

-¿No te ha dolido? Es decir...es grande. Por lo que dijiste.-Sophie arrugó la nariz como gesto de duda

-Lo es, y no, solo dolió la pintura, ya sabes, pintarlo de rojo y algún que otro detalle. Pero el resto esta bien.

-Aún no me dices porque un alacrán, o escorpión-Sophie hizo un gesto con su mano.-,o lo que sea que tengas en la pierna.

-Es un alacrán, bueno, lo mismo que escorpión. Y no es gran cosa, solo es mi signo zodiacal.

-¿Bromeas? Gastaste mucho dinero en eso.-Ambos pararon al llegar al negocio, las amigas de Sophie aún estaban luchando por llegar al mesón entre el gran tumulto de gente que se había formado.

900 KilómetrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora