Una deidad para Hieciar.

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Aunin comenzó a quejarse. Ella también tenía algo en común, pues su elemento también era compatible con el de Hieciar y ella hubiera sido mejor maestra que Ioni, o al menos eso decía ella. Aunin y Hieciar volvieron a la residencia donde las doncellas, los recibieron con la mesa puesta y con un festín para todos los alumnos. Carne asada de jabalí de primera, bañada de dulce salsa de bayas, arroz, pan de miel y jugo de naranja. Al ver tal manjar, los pequeños magos rápidamente, subieron a sus habitaciones a dejar sus mochilas y bajaron de nuevo para sentarse junto a sus nuevas amistades y degustar de una comida que ni sus propios padres eran capaces de darles. Tal como en la mañana, Hieciar y Aunin tomaron la mesa más alejada y comenzaron a comer. Pero Ioni, también estaba allí, en la mesa de al lado, en el mismo lugar que antes, sola. Esto de alguna forma incomodaba a Aunin y Hieciar, los cuales, suspirando con un poco de miedo, tomaron sus bandejas y vasos y se sentaron junto a ella.

-Ya que vamos a ser alumno y maestra, podríamos comer juntos, ¿no?

-Cómo quieran. Estaba mejor sola-dijo Ioni sin miramientos a la hora de devorar la carne de jabalí.

-Como quieras, ¡entonces nos vamos!-dijo Aunin levantándose, pero Hieciar la tomó del brazo para evitar que se vaya.

-Creo que aún no me he presentado. Mi nombre es Hieciar, aunque mis amigos me llaman Ie. Y ella es...-dijo señalando con su dedo a Aunin.

-Me llamo Aunin, un gusto-dijo suspirando y girando sus ojos hacia arriba en señal de desprecio.

-No hace falta que se presenten, ya sé conozco sus nombres... ¡Ag! Me llamo Ioni-dijo abriéndose un poco y dejando de comer por un momento.

El silencio se hizo entre los tres, el cual fue interrumpido por Ioni que volvió a devorar su carne de jabalí.

-¿Eh?... bueno, ¿y qué tienes pensado para esta tarde?

-Nada, porque no vas a mejorar en nada.

-No seas así, tienes que tener algo en mente.

-Lo único que se me ocurre es que vayas a la biblioteca y que puedas investigar un poco más sobre las deidades de hielo. De ahí en más, no se me ocurre nada.

-Te dije que yo sería mejor maestra para ti.

-A ver tú, "maestra", qué harías con alguien como él. Responde.

Aunin solo se quedó en silencio.

-Hieciar, será mejor que te hagas a la idea de que no vas a mejorar. Más que todo porque las deidades de hielo solo apoyan al pueblo de Niescar.

-¿Lo siento por meterte en esto?

Ioni suspiró y siguió.

-Se supone que tiene mi mismo elemento, debería tener un poco de empatía por ti-decía Ioni hablando con la boca llena-. De cualquier forma estamos metidos en el mismo saco.

-Bueno según es la magia más débil que hay.

-Bueno por eso, y por lo de los demonios. Supongo que también habrás sufrido por ello, te compadezco.

-Lo bueno es que en la actualidad hay poca gente así en el reino-dijo Aunin.

-¿Eh? ¿De qué hablan?

Ambas solo se miraron entre ellas.

-De la guerra de los demonios-dijo Ioni.

-¡Ah sí! Mi papá me contó sobre eso ¿y qué tiene que ver eso con nosotros?

-¡¿Enserio no sabes qué pasó?!-dijo Aunin sorprendida.

-Bueno, es que ya sabes... soy del pueblo de Niescar... mis orejas... ¿el pueblo de Niescar?

Hieciar y el incidente en festival de los DoceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora