Pre-cortejo

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—Camina más rápido Gigi.

—Prácticamente estás corriendo Mimi.

Dos pequeños y traviesos niños corrían a través de los extensos pasillos de la casa de campo de la familia Min, la cual horas antes terminaba de ser preparada para el baile que daría dicha familia. La casa fue decorada armoniosamente por bellos arreglos florales, algunas estatuas y luces, de bello fondo musical una banda tocaba, el ambiente de viveza se hallaba en apogeo. Min Yoongi y Park Jimin solo podían apreciarlo desde lejos. Los niños eran muy jóvenes para ser partícipes de esa conmemoración.

—Mira Yoongi —habló entusiasmado el menor, indicando con su mano a la dirección de el hermano mayor de su amigo—, todos hacen fila para cortejar a Hoseok Hyung. Algún día yo también estaré ahí.

Los ojitos de Jimin brillaron ante la imagen mental que se dio en su imaginación. Yoongi solo frunció su entrecejo, no comprendiendo en su totalidad a su querido amigo.

—¿También harás fila para cortejar a Hyung? —preguntó confundido.

El pequeñito pelinegro rodó sus ojitos, claramente disgustado.

—No, no me refiero a eso. —y ahora fue su turno de hacer pucheros— Cuando me presente, será mi turno de ser cortejado, e igualmente que Hoseok Hyung los alfas y betas harán filas —tras esas palabras el pequeñito Jimin abrió en grande sus bracitos, haciendo referencia a lo inmenso que será su impacto—, sip, definitivamente seré la sensación.

Y la joven opinión de Yoongi no pudo contradecir al pelinegro, porque Min lo sabía, vaya que sabía que Jimin crecería para ser hermoso, él más bello de todos. Eso aceleraba de preocupación el corazoncito del rubio.

—Minnie, no pongo en duda que serás espléndido. El más bonito entre todos y todas. —Yoongi le sonrió hermosamente, con la pura sinceridad infantil.

Oh, el corazoncito de Jimin se sentía tan cálido y querido por su mejor amigo. No pudo evitar ocultar la amenidad que crecía en su interior, y él igualmente sonrió, sonrió tan bonito. Y el rubiecito solo se preguntaba cómo existía tan magnífico retrato.

Los jóvenes se encontraban ahora en el deshabitado jardín, lugar donde se escuchaba mejor la música. Los pequeños caminaban agarrados de las manos, con un pequeño rubor rosa que pintaba el pálido rostro de ambos. Yoongi miraba con un brillo de ilusión a su amigo, y este, miraba en la dirección opuesta, entretenido con la escena de las parejas bailando. El rubio al percatarse de ello, tomó con fuerza una flor silvestre que encontró. Soltando de paso la manita del pelinegro Jimin, acto que hizo que su contrario posará su mirada en él.

El rubiecito realizó una reverencia hacia el pelinegro, conservando esa posición, tomó con cuidado una de las manos de Jimin y colocó la florecita.

—El lucero de esta noche me concedería este baile —dijo finalmente Yoongi, un poco tímido, no pudiendo evitar que un carmín apareciera en sus mejillas.

—¿Lucero? —preguntó risueño, agarrando con firmeza la mano de Min—. Me encantaría bailar contigo Gigi.

Oh. El corazoncito de Yoongi no soportaría más de esas bellas sonrisas.

Yoongi ha sido educado para ser un potencial caballero, pero todas sus enseñanzas las había olvidado, no lo prepararon para sentirse más pequeño de lo habitual, para dudar de un agarre fuerte y preferir otorgar uno delicado; para sentir como su pancita se revolvía y creaba en él una sensación agradable de cosquillas; para tener la desdicha de querer hacer que ese pequeño torpe baile no termine nunca. Jimin no era muy distinto, sentía que podía seguir bailando para siempre si era con su Hyungie, con su Gigi, el tembloroso agarre en su cintura, que apenas era un roce lo emocionaba, la pequeña flor que se colocó como adorno en su negruzco cabello sentía que lo hacía ver más bonito. No sabía la inmensidad de su pensar y su sentir, pero estaba seguro que solo quería bailar con Yoongi el resto de su vida, sabía que si tenía a su Gigi a su lado, él sería feliz.

—¿Puedo tomar esto como un pre-cortejo, Gigi?

Yoongi asintió varias veces como afirmación.

—¡Sí, claro que puedes, Minnie!

—Cuando crezcamos, me vas a cortejar Hyungie… Es una orden. —Exigió al pequeño niño, pretendiendo que fuera razón suficiente para hacer valer su anhelo.

El niño rubio sonrió levemente, y entre sus manos acunó el rostro de Jimin.

—Es algo inevitable Mimi.

El joven corazón estaba latiendo mucho, y se sentía calientito. Park Jimin era un pequeño travieso y atrevido, pero llegar muy lejos es algo que no veía venir Yoongi, pues su pequeño adorado le dió un besito en la mejilla, un besito que por centímetros era parecido a un beso atrevido, uno de esos que se dan los adultos. Min no dudó en devolver más besos, llenando por completo la carita de su amado niño, repartió varios de estos, en sus mejillas llenitas, en su lisa frentecita, por último en su respingada naricita de botón. Con ese beso final, Yoongi abrazó a Jimin, frotando levemente su rostro con el cabello de su pequeño.

—Vamos adentro Mimi, pronto será tarde y debes cumplir tus horarios de sueño.


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Le deseo un feliz cumpleaños a nayadgonzalez
Fuiste mi primera lectora y fuente de inspiración. Te quiero mucho 😘

(También los quiero mucho, personitas que leen mis historias)

Atte: E.M.

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