Asegurar el bienestar

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—No Jimin, así no funcionan las cosas —protestó en desacuerdo la niña delante de él.

El pequeño pelinegro frunció levemente su entrecejo e inconsciente realizó un puchero. No entendía porque su mejor amiga sonaba igual que su nana.

«Así no funcionan las cosas, joven Park» las palabras de su nana se repitieron en su cabecita, recordando cuando era regañado por esta.

—No te entiendo Wheein.

—Según mamá, dice que tiene que asegurar tu bienestar —comenzó a explicar la joven niña, tomando en el proceso un gran número de galletas y postres que les habían llevado para la charla con su amigo—. Yo tengo muchas galletas ¿Verdad?

—Si, y eso es muy injusto —le contestó Jimin— yo también quiero.

—Si quieres galletas, debes conseguir a una persona que sea capaz de darte todas las galletas que quieras.

Eso cobraba sentido en la mentecita de Park, comprendía que su amiga tenía mucha hambre. Así que por ello no protestó, en su lugar llamó a una de las muchachas que se encontraban en el lugar y le pidió más galletas y algunos pasteles. La chiquilla movió su cabecita en desaprobación.

—A lo que me refería… Mimi, Yoongi tiene que ser el que te dé esas galletas.

Oh.

—¿Se las puedo pedir después? Él está lejos y yo quiero comer ahora.

Y su mejor amiga no comprendía cómo es que Jimin no tenía la noción básica de las normas sociales.



Jimin iba entrando a la residencia Min, acompañado de su doncella designada, quien se encargaba de trabajos muy importantes para la seguridad de Park. Lo acompañaba a comprar, lo bajaba del carruaje y ayudaba a sus múltiples juegos. Trabajo de suma importancia. Los dos entraron a la casa de los Min, siendo recibidos por un señor apergaminado, quién los llevó hasta dónde estaba su amigo.

El joven rubio acababa de finalizar sus lecciones matutinas, así que tenía permitida la visita de su pequeño, el cual corrió al alcance del más alto.

—¡Ya llegué Gigi! —exclamó feliz el niño pelinegro, reverenciando rápidamente para luego abrazar a su Hyungie.

—¿A qué se debe tu visita Mimi? —preguntó el joven Min— Me gusta esta visita sorpresa, pero mañana es nuestra reunión de juegos con Wheein y Jiwoo.

Cierto, fue cuando el chiquillo recordó el verdadero objetivo de su visita. Tenía que asegurar sus postres.

—Vengo a asegurar mi bienestar Yoonie —dijo seriamente.

—¿Tu bienestar?

—Mis pasteles, claro está —habló con convicción el pequeño. Y no lo podían culpar, lo importante para él eran sus juegos y sus postres.

Cada idea de su amiguito le hacía preguntarse si la familia de los Park era tacaña, o no invertía en buenos maestros para orientar adecuadamente a su Minnie.

—Eres mi pretendiente Gigi, quiero que me asegures que darás todo lo que necesita Mimi… o sea yo —se señaló a él mismo feliz—. Y en estos momentos quiero té con leche y pasteles.

Ah, y comprendía a lo que se refería su chiquito amigo. Captando de inmediato su pedido, le pidió al señor que recibió a Jimin y su doncella, que fuera por el pedido de su Mimi.

El pedido llegó después de unos minutos y el pequeño Park no dudó en sentarse en la mesa del jardín con ayuda de la muchacha.

—¿Te gusta? —preguntó Yoongi, admirando como la felicidad de Jimin era notoria. Se veía tan lindo comiendo.

—Mhum. —Respondió, y eso le dió ternura a su mayor.

—Sí me presento como el heredero, no dudes que tu bienestar está asegurado Jiminie…


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¡Hola!
Les doy la bienvenida a esta nueva historia.
Quisiera aclarar algunas cosas, la primera es que se sitúa en la época victoriana, pero no me concentraré tanto en la época, especialmente porque quiero que la lectura sea amena y sin tanto drama.
Bueno, ya aclarando eso, espero que disfruten la lectura.

PD: me gusta leer comentarios, así que no les de pena expresarse libremente (sin ofender a nadie)

Atte: E.M.

◍(✯Inocente Cortejo✯)◍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora