◍(✯Inocente Cortejo✯)◍

Epílogo

Min Yoongi había crecido para ser el heredero, aún cuando no creían que fuera a serlo. Al estar parado entre tanta gente, quienes le celebraban su posición como la nueva cabecilla de la familia Min, y, a su vez, le festejaban el retiro al ya cansado antiguo patriarca. Yoongi podía jactarse altivamente de su nueva posición, el poder recaía en él... buenamente solo de nombre, porque el poder era completamente cedido a su bello esposo en espera...

¡Y vaya que sí!

Min Jimin podía deslumbrar a todo aquel que se propusiera y en la palabrería de las personas, corría el rumor que fácilmente el antiguo pretendido encandiló tanto a su cortejante, haciéndolo caer tanto por él, que no entraba duda que el poder absoluto se lo dejaba al hermoso omega. Y el alfa rubio no contradecía esos rumores, porque no era mentira.

El coloquio inició como recuerdo del cortejo del joven matrimonio. El último gran cortejo que se dió en la ciudad fue con la omega Min Nayeon, quién recibió de regalo un ramo de flores diario con notas de los sentimientos de su alfa para con ella. Y anteriormente, cuando aún era Min Hoseok, el alfa Wang no se limitó en obsequiar un collar subastado por la familia real de un país vecino. Así es, en la historia que tenía la ciudad, los mejores pretendientes se los llevó la casa Min.

¿Entonces qué hizo Min Yoongi para superar esos exuberantes presentes?

Difícilmente alguien podía superar el cortejo dado a sus hermanos, quienes estaban felizmente unidos con sus parejas. Bueno, con todo el esfuerzo que crearon sus pequeños negocios y su entrada a los negocios familiares, le dieron la ventaja de regalarle a su Jiminie su propio invernadero, dónde abundaban los agapantos, narcisos y amapolas.

«El joven Park no recibió flores ¡Recibió un invernadero completo!»

«El señor Min debe estar loco por él...»

«El señorito Park rechazó todas las propuestas en el baile, bien por él, nadie ha superado la esplendidez que le brinda el Señor Min...»

Con ese regalo, las charlas de la temporada las protagonizó la parejita, y todos aplaudieron el día de la boda con la más viva algazara que les podrían brindar. Lo que daba inicio a los rumores nuevos con la toma del poder de Min Yoongi. Pero...

¿De qué otra forma podía ser?

—¿Estás listo Jiminie?

—¿Para qué debería estar listo? —preguntó confundido, inclinando a su costado levemente su rostro.

—Para ser anunciado.

—La fiesta del bebé será en un mes. ¿No?

—Prometí asegurar tu bienestar...

Su esposo con una sonrisa traviesa y un ademán que ordenaba una indicación.

«¡Min Jimin es el nuevo socio de los comercios Min!»

Anunció la voz del mayordomo principal.

Ay. ¿Era realidad?

El joven adulto miraba a su encantador esposo y solo quería darle el mundo, Jimin con solo su existencia era capaz de doblegar sin esfuerzo la voluntad del alfa, por ello no negaba que sin chistar le dejaría hacer lo que plazca. Y el omega lo sabía, desde el momento en que su dote la puso su Hyungie en una cuenta propia de ahorro a su nombre, algo muy insolente a los ojos de los ajenos. Le daba la libertad de manejar sus propias finanzas, a pesar de ser omega, a pesar de solo ser visto como el omega de Min Yoongi. Por suerte su esposo no lo veía así, su guapo alfa le concedía la voluntad de que manejara libremente su riqueza y le daba autoridad para mandar dentro de los acuerdos comerciales. A ojos de externos, era un omega mimado y consentido por su esposo.

¿Era mentira?

No, no del todo, pero era el omega consentido de Yoongi, era el esposo mimado del gran alfa Min y seguiría siendo así, porque para el rubio no había diferencias entre él y su esposo. Creía en las capacidades que le enseñaron, porque, al igual que él, fue entrenado para ser heredero y aunque no lo sería por su linaje, Min Yoongi no desperdiciaria las capacidades que sabe que poseía, y aunque las habladurías los juzgarán mal, él daría, ¡Oh! ¡Por la diosa luna!, él daría lo que fuera por ver feliz a su felicidad.

Y con ello en mente, frente a todos los invitados, demostraba la importancia con la que debían tratar su Jiminie. A su vez, Jimin se pavoneaba con la grandeza, amando cada cuidado que su Gigi le daba. Porque para Min Jimin así siempre sería, para él, siempre serían los niños que jugaban a dar un cortejo y se prometían una unión. Solo que el juego era verdad, y ahora, siendo los adultos que eran, no dejaban de lado la inocencia infantil que les brindó el amor. Si seguían viendo la vida como niños, seguirán siendo valientes justo como lo son ahora. Dónde un alfa que cuida de su omega, lo iguala en derechos y deberes, en un mundo y momento que sin chistar le retiraría sus libertades. No obstante, esa era la magia de no olvidar sus raíces de amor, era la veracidad y el coraje que la época necesitaba. Nacidos de lo que inició como una infantil recreación de un cortejo y terminó como la fusión de la fuerza de dos personas contra pensamientos equivocados que se atrevieron a separarlos un día.

Una fresca inspiración para nuevas generaciones...