S.2.S

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Changkyun no recordaba cuándo o cómo fue que pasó, pero lo único de lo que estaba seguro era de la presencia de alguien más, podía sentir un cuerpo caliente sobre el suyo.

Jooheon de alguna forma había logrado dar con aquel chico rubio. Presionando su cuerpo contra el sofá de la habitación. Pensó que, tal vez no había sido su mejor elección, dado que el chico se mostró demasiado inquieto desde el inicio. Más ahora, con la privacidad de las cuatro paredes de una sala pequeña, completamente vacía y con una película de terror de fondo pasando por la tv, podría salirse con las suyas.

Se acercó para rozar sus carnosos labios con la mandíbula del rubio, rozando su suave piel, que desprendía un tenue aroma dulzón, hasta llegar a su cuello, donde exhaló, su caliente aliento provocándole cosquillas. El chico se removió bajo su cuerpo, emitiendo una risilla, aún sin entender lo que realmente pasaba.

Jooheon se aferró a sus muñecas y se acomodó sobre su regazo, tratando de inmovilizarlo, pero éste sólo se removía inquieto en su lugar.

De verdad iba a ser más difícil de lo que esperaba. Por más que trataba de mantenerlo quieto y callado, al muchacho parecía divertirle toda esta situación, por muy poco consciente que estuviera, casi parecía hacerlo a propósito.

Jooheon sintiendo que su paciencia estaba a punto de llegar a su límite, trató de inmobilizar sus muñecas contra la tela del sillón, el chico arqueó la espalda y separó su torso de éste como tratando de huir sin realmente entender lo que pasaba, se quedó quieto unos segundos tras descubrir la cercanía de un joven de cabellera oscura, quien había acercado sus rostros en su intento por dejarlo quieto.

El rubio escaneó y trató de distinguir sus facciones borrosas con la mirada, enfocándose en su bonita barbilla y una vez más esos labios regordetes y bonitos estaban ahí, ¿qué hacía él ahi? Estaba tan cerca que casi podía... Casi podía, ¿qué? No estaba seguro, pero algo tenía que hacer.

Nublado por el alcohol en su organismo, con el poco autocontrol que aún creía tener sobre su cuerpo, tomó cierto impulso que despegó su espalda del cojín de tela verde debajo, y aún con sus muñecas atrapadas por una fuerza invisible, logró robarle un beso a su captor, que no pasó de un suave roce entre sus labios.

Jooheon estaba en shock, definitivamente no se esperaba aquello. Se separó del muchacho con el ceño fruncido liberándolo temporalmente y se refregó los labios con una de sus mangas. Suspiró de mala gana.

Esto comenzaba a estresarlo, casi podía sentir como una vena de su frente queriendo saltar de la frustración. Definitivamente nada parecía estar funcionándole.

Tenía que cambiar de planes, moldear su táctica porque la fuerza no estaba sirviéndole de nada.

Tal vez tenía que probar algo diferente, seguirle el juego. Todo esto era un juego para él, tal vez así cooperaría. Sí, sí, eso tenía que funcionar.

—Oye, lindo, no voy a hacerte nada malo.

Su voz pasó a ser dulce con algo, suavizó su agarre y acarició su mejilla para tratar de llamar su atención.

—Puedo darte un beso si eso es lo que quieres. Voy a darte todos los que quieras, sólo deja de forcejear conmigo, ¿está bien?

Una vez más acortó la distancia, acercándose peligrosamente a su rostro, desviándose y tomando el camino por su mejilla hasta que sus labios se toparon con el lóbulo de su oreja.

No estaba seguro de lo que estaba haciendo y trató de ignorar lo íntimo de su accionar, limitándose a pensarlo todo como una movida más en su partida, partida que iba a ganar, por supuesto.

S.O.S. Blood-sucker! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora