capítulo tres

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Suerte mía
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El instinto del ser humano siempre fue sobrevivir, en todas las opciones, tanto en las caídas pequeñas, como manejar bicicleta, y en las situaciones al borde de la muerte, como atarte una cuerda en el cuello, más del 90 por ciento de todos los suicidios, la mayoría intentó sobrevivir. pataleando en el aire, intentando soltarse, pero poco a poco, el tan aclamado aire se acababa y con el, la vida de aquellas personas.

Aquel instinto primitivo que alertaba que se encontraban en peligro, el miedo, haciendolo temblar y la famosa adrenalina sacando una energía dándole fuerza que el mismo ser vivo no sabia que poseía.

Por lo que el primer instinto de Hyunjin fue pararse y encerrarse en su baño, no pensando en nadie más aparte de él, pasando de largo que su perro se encontraba afuera, ahí, con él...

Y el azabache, escondido en su bañera tembló.

Mierda.

Su querido Kkami.

Su labio inferior temblaba, atrapado su belfo con sus dientes delanteros, pellizcando su piel, para no perder la poca cordura que le queda, intentando pensar que es un sueño, pellizcaba una y otra vez. Dios, el azabache rogaba que sea una pesadilla.

Sus oídos agudizados, no logrando escuchar algún ladrido por parte de Kkami, joder, su perro.

Se sacudió la cabeza frustrado, su cabello levemente ondeado, desordenadose. ¿Quién mierda le manda a creerse aventurero? Se recostó en su bañera, con la cabeza apoyado en la loza de la tina. Sus rodillas recogidas, con su pijama de seda cubriendolo.

Cerro sus párpados, pero cierto susurro lo puso alerta más de lo que el azabache puede estar.

-Amo...

Oh no.

No.

Su respiración se volvió frenética, apretando la loza con sus dedos, la punta de los falinges rosadas por la presión.

-Amo...disculpe

No estaba bien, no era corrector lo que en esos momentos sucedía, su cabeza le estaba jugando una mala pasada, mierda, no podía ser real. Esto no era real.

-Yo solo quería conocerlo...

Hyunjin solo negaba rápidamente, sus dedos doliendo por lo fuerte que apretaba estos con el borde de la tina. Intentando silenciar a la bonita voz de aquel ¿Humano? ¿Muñeco? no sabría la respuesta.

-No me tema, amo

Siguió diciendo tras la puerta del baño, el azabache inhalando profundamente, todo su anatomía temblando, con la poca luz de la luna que entraba del ventanal, visualizando por la pequeña abertura de abajo de la puerta, cierta sombra apoyada en esta, tocando delicadamente la tabla de madera, solo escuchando el leve sonido de el dedo.

-Usted fue el que me llamó, ¿por qué me teme entonces?

Un chillido agudo resonó, alertando de nuevo al pobre Hwang, parándose de la bañera rápido, por el repentino movimiento, los músculos de sus piernas doliendo y todo su ser temblando.

-Amo... ¿Cómo se llama esta bolita de pelo?

-¡A-aléjate de él! -grito el azabache, su voz temblando y cortada.

-Parece un juguete

Hyunjin solo avanzó unos pasos, su corazón latiendo tan rápido que no le sorprendería si le da una taquicardia o un infarto.

Ojalá.

Los leves lloriqueos de su Kkami quizá le dieron valentía, pero, no podía, él no podía ser tan cobarde como para dejar a su querido perro con alguna clase de ente. Hwang apretó sus puños a los costados, repitiéndose en su cabeza 'Tu puedes!"

The Jeongin DollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora