capítulo dos

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Fucsia y tierra
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Jamás creyó que iba a correr tan veloz hacia su casa, rápidamente entrando a la cocina. Kkami recibiendolo con la cola que se balanceaba de un lado a otro. Él solo opto por dejar la canasta de moras en el fregadero- en un rato las lavaría, claro. Respiro hondo, sentándose en la silla de su bonito comedor de mármol.

Una intriga sorprendente invadía a Hwang. Sus manos picando de curiosidad al limpiar con un trapo aquella caja que de altura no media más de treinta y cinco centímetros. Se encontró con un plástico delgado que forraba la parte de arriba, no dejando apreciar al ¿muñeco?, la verdad no se veía claramente. Con las tijeras y los guantes retirados de sus manos, corto el plástico.

¿Cómo pudieron haberle hecho eso a la bonita caja Fucsia?

Adentro de las paredes de cartón plástico, reposaba un hermoso muñeco rubio, era muy hermoso, casi real, su piel se veía bien cuidada, su ropa algo exótica y sensual, ¿este era un muñeco para niños?

Aunque Hyunjin se sentía así, abriendo a escondidas un regalo de navidad, como un niño.

No pudo apreciar muy bien sus ojos, ya que en el plástico estaban dibujados dos 'X'.

Tétrico a su parecer.

Rápidamente abrió la tapa de la caja de cartón, sacando al muñeco con delicadeza.

Vaya.

Estaba fascinado, la piel de aquel muñeco era tan suave, muy suave, sus ojos avellanas parecían casi reales -como toda su apariencia-, con un ajuste de corset de líneas negro, atrapando la cintura de este, que a su parecer era como una barbie, atreviéndose a decir que más pequeña que la mencionada, o quizá solo es el corset negro de cuero.

Y su cabello.

Mierda, estaba fascinado, ¿así fue decayendo la calidad, Mattel?

Se acomodo en la silla, saboreando el sabor del dinero, apoyó al muñeco Jeongin en su taza de cafe, este quedando sentado, con sus ojos avellanas fijos en él.

Escalofrío.

Tomó la caja, sus grandes manos tratando de no dañarla. Adelante de la bonita e vieja caja decía: Jeongin.

Con un típico mensaje abajo del nombre; ¡Consiguelo ya!.

En la parte de atrás de que aquella bonita caja fucsia, venía las típicas instrucciones, estas teniendo tres idiomas, el español, inglés y japonés.

Y gracia a su casi bien manejado inglés, pudo leer una que otra línea.

Pero lo que más le llamó la atención eran los cuatro rectángulos de color rosa pálido que habían detrás, decorados con bonitas estampillas.

"¡Quedaras encantando con el pequeño Yang!"

"Ajustalo, tocalo, muevelo, es tu muñeco"

"Solo tienes que decir la frase mágica, y el pequeño Innie hará todo lo que digas"

"Diviértete"

"Palabra mágica..."

Quizá, y solo quizá, era el "Por favor"

¿Ese mensaje era con doble intención?

Pero claro, una intención buena, que el receptor aprenda que se debe de decir "por favor"

O solo estaba delirando.

¿Y cómo no hacerlo?

Hwang Hyunjin se sentía como todo un pirata en busca de un tesoro.

The Jeongin DollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora