Capítulo 1

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—Este es tu fin ¡Wei Wuxian ríndete!

—¡Acaben con él!

—¡Escoria!

Diversas voces de odio se escuchaban alrededor de Wei Wuxian, vestido con túnicas negras desgarradas y sucias. Estaba atrapado. El escenario era desolador: ruinas de lo que una vez fue un imponente templo se extendían a su alrededor. El viento levantaba el polvo, y el olor acre de la destrucción llenaba el aire.

Muchos cultivadores rodeaban al solitario cultivador demoniaco, sus espadas brillaban bajo la tenue luz del atardecer, reflejando la furia en sus ojos. Diferentes sectas se habían unido con un solo objetivo: matar al cultivador demoniaco.

Wei Wuxian, con el rostro cubierto de suciedad y lágrimas, se encontraba completamente roto, su figura esquelética apenas sostenida por la voluntad de seguir adelante.

—¡Wei Wuxian entrégate! Termina con todo este desastre que ha provocado— gritaba al fondo el viejo Qiren, envuelto en sus típicas túnicas blancas y azules de la secta Lan.

—¿Qué he provocado? ¿¡Yo fui acaso!? ¡Mírense bien a ustedes mismos! Que ustedes podrían ser la peor de las escorias. ¿qué daño hice? Si no proteger a gente inocente ¿Y si son Wen's qué? Sus manos no están limpias como las mías. Eran ancianos y personas sin núcleo y ni un poder espiritual y aun así intentaron atacarnos.

—¡Cállate! Ningún hereje tiene el derecho de inculparnos ¡Wangji! ¡Acaba con él!— Gritó nuevamente el viejo Lan.

Lan Wangji, el honorable y preciado sobrino de Lan Qiren, estaba inculcado con todos los valores de la secta Lan y su infinidad de reglas. A escondidas, tenía un amor por ese ser que ahora estaba al borde del acantilado, con una tez pálida en su rostro. El amor y el clan se interponían entre sí. Su mano dudó y se movió ligeramente al escuchar la orden de su tío.

Wei Ying vio esto. Y solo eso bastaba para quebrarse por completo. Ver la duda en aquella persona en quien confiaba le partió el alma.

Sus rodillas ya no pudieron aguantar más, y cayó al suelo polvoriento. ¿Qué más daba seguir ahora? Con sus manos golpeó el piso, desquitando su impotencia, su dolor y sufrimiento. Su cuerpo temblaba en espasmos incontrolables. Wen Qing, Wen Ning, los tíos, la abuela... su rabanito...

"¡No! No puedo dejarme vencer."

En los ojos de Wei Ying caían gruesas lágrimas, tapadas por su largo cabello negro.

—¡Por fin hemos derrotado al Gran Patriarca!—gritaban los líderes de secta, sus túnicas de colores variados ondeando con el viento.

Menos el líder del loto, Jiang Wanyin, que solo podía observar de lejos, tratando de no interferir, tratando de no quebrarse él, así como su hermano del alma lo estaba haciendo.

Wei Wuxian en un momento comenzó a gritar, justo cuando unos cultivadores se abalanzaron contra él empuñando sus espadas. La mente de Wei Wuxian se oscureció, la energía resentida tono control de él. Su cuerpo cada vez más débil.

—¡Los necesito! Hermanos...— dijo Wei Wuxian aún en su posición hecha un ovillo, susurrando.

Los cultivadores no pudieron avanzar, porque comenzaron a tropezarse, ¡El sueño se estaba moviendo! La tierra comenzaba a quebrarse... Todo comenzó a temblar.

El cielo se tornó gris oscuro, relámpagos comenzaron a cruzar el firmamento, y un viento helado barrió el campo de batalla. La energía demoniaca se arremolinaba alrededor de Wei Wuxian, elevándolo lentamente del suelo. Sus ojos, antes llenos de dolor y desesperación, ahora brillaban con una intensidad peligrosa. La tierra temblaba bajo sus pies y las ruinas alrededor parecían cobrar vida, como si respondieran a su llamado desesperado.

Los cultivadoresretrocedieron, sus rostros pálidos por el miedo y la sorpresa. Las espadastemblaban en sus manos mientras miraban a Wei Wuxian, ahora envuelto en un auraoscura y poderosa. La batalla no había terminado, y el Gran Patriarca del cultivo demoniaco no moría. 

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