El suelo comenzó a temblar. Muchos no sabían lo que estaba pasando. Por instinto de supervivencia, todos se pusieron de rodillas al suelo, esperando que pasara el temblor. Pero parecía que nunca iba a cesar.
"¿Qué está pasando?", se preguntaban todos, sintiendo un mal augurio en el aire. Si alguna vez pensaron que Wei Wuxian despedía mucha energía resentida, ahora se daban cuenta de su error. La energía que emanaba de él era mucho más intensa, casi palpable. Sentían como si no pudieran respirar; el oxígeno parecía escasear. Sus núcleos dorados trataban de enviarles energías a sus cuerpos en un desesperado intento de supervivencia, pero era en vano.
Muchos trataron de alejarse, pero sus piernas se sentían débiles, y avanzar se volvía una tarea titánica. La visión de todos se volvió borrosa, pero podían ver claramente una estela oscura aparecer, seguida de una fuerte explosión que hizo caer a los que se encontraban más cerca.
De la oscuridad emergieron unas vides de energía resentida, formando rápidamente dos remolinos, parecidos a crisálidas. En poco tiempo, una figura comenzó a tomar forma dentro de uno de los remolinos.
Primero, apareció un hombre alto, de piel hermosa y cabello esponjado, túnicas negras, con una peculiar marca en su frente. Un demonio. Su presencia irradiaba una maligna y poderosa aura que hizo temblar a los más valientes.
Del otro remolino salió otra figura, un hombre vestido con túnicas rojas, su rostro hermoso. Su mirada era intensa y penetrante, capaz de helar la sangre de cualquiera.
—A-Ying— dijeron ambas figuras al unísono, sus voces resonando con un poder que parecía sacudir el aire mismo.
Wei Ying aun en trance, enderezó su cuerpo. Giró la cabeza para ver a su lado y allí estaban, las figuras que había invocado en su desesperación.
—Aquí están, al fin...—susurró, su voz quebrada por la emoción y el alivio.
Y todo se volvió oscuro.
Los cultivadores, aún debilitados y atemorizados, observaban con horror y asombro cómo la figura de Wei Wuxian se desvanecía en la oscuridad, rodeado por las poderosas entidades que había invocado. La energía demoniaca seguía arremolinándose alrededor, creando un vórtice que parecía aspirar toda la luz y esperanza del lugar.
El ambiente era pesado, cargado de tensión y miedo. La presencia de los demonios había cambiado el curso de la confrontación, y el destino de todos los presentes pendía de un hilo.
Mientras la oscuridad envolvía el escenario, Wei Wuxian sintió una paz momentánea. Una pequeña parte de los recuerdos que había perdido lo inundaron, llenándolo de una fuerza renovada. La oscuridad no era el final, sino un nuevo comienzo.
Los cultivadores, en su desesperación, comenzaron a murmurar oraciones y mantras, intentando protegerse del mal que sentían venir. Pero en el corazón de Wei Wuxian, una llama de determinación ardía con más fuerza que nunca. Sabía que no podía rendirse ahora.
Los demonios a su lado, sus aliados inesperados, lo miraron con ojos llenos de comprensión.
En el horizonte, el primer rayo de luz comenzaba a romper la oscuridad, señalando el amanecer de una nueva era. Una era en la que el bien y el mal, la luz y la oscuridad, lucharían por el control del mundo. Y en el centro de todo, estaba Wei Wuxian.
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Serendipia
FanfictionLágrimas caían de aquel hermoso ser de negro, al encontrarse rodeado de aquellos crueles cultivadores apuntandole con sus espadas. -¿Me han derrotado? ¡Imposible! ¡Me niego!- Gritó Wei Wuxian Con ello una poderosa onda de poder explotó. La tierra...