Ya bastante lejos del molino, dónde habíamos dejado esperando a Dirah, nos quitamos los pañuelos y las capas/manta. Convencidos de que nadie nos puede ver.
Entonces, me río:
-Somos los enviados de Ópalo - repito imitando la voz de Yark - ¿a qué ha venido eso?
-Así era más divertido, hemos dejado al señor boquiabierto. Además nos ha pagado muchísimo dinero por el trabajo.
-Por cierto Miranda, has estado increíble, te has mantenido muy seria.
-¿Verdad? - dice sonriendo ampliamente - He hecho lo mismo que hacía mi padre cuando hablaba de negocios.
-No se chicas yo pensaba que erais unas inútiles, pero creo que ya no lo sois.
-Espera, ¿qué?
Yark empieza a caminar riéndose acompañado de su perro, mientras Miranda y yo acabamos de guardarlo todo.
-Tú también has estado increíble. Me has sorprendido controlando el río con tanta fuerza.
-Pues la verdad es que me ha costado bastante, pensaba que no lo conseguiría.
Andamos todo el día hasta el anochecer y comemos solo un poco de pan que le hemos podido comprar a un mercader que nos encontramos.
Al día siguiente más de lo mismo, monotonía absoluta. Creo que mis piernas van a deshacerse, así que no quiero pensar como estarán las de Miranda.
Yark por su parte parece siempre despreocupad y alegre, no se preocupa demasiado por la comida ni por nada. Me saca de quicio.
Cerca del atardecer llegamos al pequeño pueblo de Rius. El pueblo no son más que unas cuantas casas, pero me alegro de verlas.
-¡Sii! ¡Hoy dormiré en una cama! -exclama Miranda.
Llegamos exhaustos al pueblo, donde alquilamos una habitación y nos permitimos una cena caliente. Con lo que nos quedamos sin dinero.
-Buenas noches -digo cuando apago la vela.
La habitación tiene tres humildes camas, pero que son fantásticas.
-Janet -oigo que me llama Yark rato después- ¿tú te arrepientes?
Su pregunta me pilla por sorpresa. Miranda está dormida y casi lo estaba, pero me he desvelado.
-¿De qué?
-De haber cambiado toda tu vida.
-Arrepentirme no... pero echar de menos sí. Mucho. Cada día.
Nos quedamos en silencio.
-Me alegro de haberos encontrado. Es mejor que estar solo.
Me sorprende que pueda salir algo así de él. Parecía tan... seguro.
No le respondo. No sé qué decirle. Me duermo.
~
Por la mañana Miranda no logra levantarse.
-Venga hoy caminaremos poco - la intento convencer.
-Es que no puedo andar más, de verdad.
-Venga damisela, que ya no estás en palacio - le suelta Yark.
-Lo digo en serio - Miranda se incorpora en la cama y aparta la sabana para mostrarnos sus pies.
Ahogo un grito. Tiene los pies llenos de llagas rojas.
-¿Porque no los dijiste ayer?
-Pensé que hoy ya no estarían.
-Nunca has tenido llagas, ¿no? -pregunta Yark, que se acerca para mirar sus pies -hoy no andes, y ni se te ocurra ponerte esas botas. Deja los pies al aire.
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Destino
FantastikJanet, hija de un tejedor, es una chica cualquiera en su pequeño pueblo. Pero esto cambiará cuando Janet, junto a su amiga Miranda, descubran algo que ha estado guardado durante años despertará con su prescencia y les hará emprender un gran viaje p...