Capitulo 1.

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-¡Pablo! ¡¡Pon la mesa!!-gritó mi madre por enésima vez mientras freía unos apetitosos huevos fritos.

Como todas las mañanas me tocaba poner la mesa y quitarla. Era algo de costumbre que fuese tarde a ello, pero mi madre igualmente me gritaba como nunca.

Al poner la pequeña mesa me senté y empecé a hacerme una tostada de mantequilla y mermelada de fresa.

Miré al rededor de la mesa, a mí derecha mi hermano, Lucas el pesado. A mi izquierda, mi nueva hermana Marta. La habíamos adoptado hace poco. Enfrente de mí, mi padre, que comía sin un mañana y mi madre estaba en la cocina, seguía haciendo la comida. Nunca desayunaba.

Mi padre terminó de comer todo lo que tenía en su plato. Esperando la siguiente ronda que mi madre todavía no había terminado, encendió la vieja televisión de culo y se sentó en el sillón.

No había nada interesante a esa hora de la mañana ,pero para él todo era interesante siempre. Canal 5, un entrevistador muy cansado hablaba con un pescador de Cádiz, con el viento que había en ese lugar los dos hombres apenas se escuchaban así que mi padre subió demasiado el volumen.

Y esa mañana, fue eso, fue la razón de porque mis padres empezaron a discutir. Todas las mañanas unas cuantas discusiones, al principio cansaba pero ya estamos todos acostumbrados. A veces se le acaba la paciencia a Lucas ,ya que llegan a discutir
hasta gritando y él se mete en las discusiones para pararlas, pero terminan siendo una pelea.  Y siempre mientras ellos gritan yo intento calmar a Marta que al principio cuándo la adoptemos se iba a llorar a su habitación y empezaba temblar no se porque se ponía tan mal, pero yo siempre estaba con ella en esas situaciones. Ya está más que acostumbrada.
Sinceramente yo me hubiera quedado en un orfanato antes que aquí.

Para mí, mi familia era de lo más común y normal, eramos igual que las de mi barrio. Pero mi mejor amiga,Laura, no opinaba lo mismo.

- Pablo, creo que ya eres mayorcito como para saber qué tú famila es bastante machista. Tu madre cocina y limpia, tu padre trabaja y se tira en el sofá para ver la tele, tu hermana pequeña solo lleva vestiditos- le miré con la cara de extrañado de siempre, creo que nunca la entenderé.  Ella me volvió a observar con cara de disgusto- ¡Por favor, este año cumples ya 12!- se pegó en la cara y suspiró.

Y seguimos caminando hacia la escuela.

Esa fue la última conversación que tuvimos hasta llegar a la misma clase. Nos sentamos en una de las mesas en silencio. Me inundé en mis pensamientos y ella conociéndome hizo lo mismo.

Por fin que no sabe lo de las discusiones, si no sacaría otra palabra como la del machismo.

Puede que algún día entienda eso del machismo, nunca han hablado de eso ni en el colegio, ni en mi casa y como no tengo ordenador para mirar en...como se decía..ah si! Internet, algo muy moderno. Pocos en el pueblo tienen ordenador, prefieren irse a la biblioteca a buscar en enciclopedias o en ordenadores que hay allí.

La mañana iba fenomenal, no tenía muchos deberes, hacia buen día y nadie se había metido conmigo, bueno hasta el momento.

Estaba saliendo del baño en hora de recreo y aparecieron.

-¡Oye tu!- y otra vez lo de cada mañana, Nico. El chico que me trata mal, como suelo decir. Empezó a perseguirme con sus amiguitos- Pablo Wilson, ¿A dónde crees que vas?¿Eh?- Dijo entre risa y risa junto con su grupito.

Corrí todo lo que pude, pero me alcanzó, se puso delante mía y me paré. Estaba rodeado. Me cogió del polo verde agua y me estampó contra la sucia pared del pasillo.

Ya empezaba a mirame con sus ojos llenos de diversión y malicia, lo cual no era nada bueno para mí.

-A ver qué tienes hoy listillo- se limitó a decir mientras sus amigos reían y abrían mi mochila para sacar mis cosas.

Yo ya me había cansado de decirles cada vez que lo hacían, que parasen, así que me quedé callado algo asustado.

Sacaron todo y lo más interesante se lo llevaron.

-Nos abrimos ¡mamonazo!-Por fin sonó la sirena, me tiraron al suelo y salieron corriendo.

Tenía el polo por la espalda lleno de suciedad y los pantalones blancos ya ni eran blancos.

Cada día la misma historia, yo ya me estaba acostumbrando. Llevaban todo el curso igual. El pasado año lo hacían también, pero mucho menos. No se como se pueden divertir haciendo a alguien todo lo contrario, sufrir.

Entré a clase de inglés y me senté junto a Laura. Mientras sacaba los libros me miró de arriba a abajo como si sospechase algo. Dejo de mirarme por un segundo, se puso recta, observó la pizarra verde. Hubo unos momentos en silencio, no había llegado llegado todavía la profe.

-Otra vez- se quejó con una mirada cansada- Debes hablar con un profesor o defenderte o...o...¡hacer algo!-. Lo decía de una forma tan alterada y dramática moviendo sus brazos con cada palabra. Que a veces me sorprendia, aunque ella siempre fuera así.

- Shhh, silence please - dijo la odiosa profesora, que ya había entrado a clase.

Toda la clase hizo silencio, aunque solo por 5 minutos. Pero nosotros estuvimos en silencio un poco más.

-A veces uno se acostumbra incluso a lo que no debe- murmuré para... ¿romper? Si se decía así, nuestro silencio mientras me miraba de reojo.

Pablo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora