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Su peor temor estaba cumpliéndose.

Allí estaba su figura hecha pedazos.

¿Qué pedazos?

Estaba en trocitos. Migajas. Incluso podía ver el polvo que dejaba.

No pudo evitar morderse el labio, tenía ganas de llorar. Y, inevitablemente, pequeñas gotas de líquido se fueron acumulando en las esquinas de sus ojos, sus mejillas se ponían rojas y su labio inferior empezó a temblar levemente.

Nadie de los presentes había movido un pelo siquiera.

Estaban muy concentrados en ver al chico que había entrado, que ni siquiera se fijaron en la cara que había puesto su amigo y compañero Bakugou.

Fudo, quien desde que vió a su hermano menor bajar corriendo de las escaleras, se le bajó la presión.

Tampoco es que lo culpa, él sabe los esfuerzos que hizo Katsuki para poder comprarse esa figura en específico.

Por eso, al verle llorar, frunció el ceño y miró mal a sus amigos, quienes bajaron la mirada sintiéndose culpables. Se acercó hasta el rubio cenizo, sin hacerle ninguna pregunta, puso una mano en su espalda y la otra en su cuello. Esta  última haciéndole presión para que pusiera su cabeza en su pecho.

Katsuki no tuvo valor de empujarlo. Sin hacer un menor ruido, dejó escapar varias lagrimillas mojando aun más la camisa sudada del contrario. No correspondió al abrazo. Dejó sus brazos colgando sintiéndose avergonzado, furioso, triste y ridículo.

—Te dije que no bajarás...—Fudo aun con su ceño fruncido, miró hacia el techo tratando de controlarse para tratar de no hablarle mal tanto como su hermano, como a sus amigos.

No le gusta para nada que Katsuki llore.

—Cállate inútil. S-Sabes muy bien...cuánto significa eso para mi...

La voz entrecortada del menor hizo que el pelinegro mirara hacia un lado, enserio estaba tratando de no hablarle de mala forma a Kirishima y Kaminari.

Pero no se le ocurrió mejor forma de solucionar las cosas que mandar al menor a su habitación.

Claro, este dejó de llorar para mirarlo con su ceño fruncido. Todo pudieron ver que no se lo tomo muy bien que digamos.

—Ya joder, ¿te avergüenzo o qué mierda?—gruñó Katsuki empujando al mayor quien arrugó su frente con un semblante confundido para luego abrir la boca dispuesto hablar. Siendo callado inmediato por el rubio—No. No me digas nada ya me voy. Ah, y púdrete, jodido imbécil.

Le miró de arriba hacia abajo para luego negar con la cabeza. Fudo se sintió pésimo al ver la mirada de decepción que tenía su hermano.

Katsuki no le puso mucha atención a pesar de que si le habían dolido tanto las palabras suyas como las de su hermano al echarlo de ahí, como si fuera él que rompió algo.

Jodidamente indignante.

—Espero que dejen el dinero de mi figura antes de que se vayan, idiotas—dijo mirando mal a los dos chicos, quienes ya no sabían dónde meter la cabeza.

—Dios...l-lo sien...

Kaminari no pudo terminar ya que Katsuki lo había cortado negando con la cabeza mientras limpiaba sus lágrimas y se iba directo a su habitación. Los chicos solo escucharon como una puerta era azotada con fuerza, haciéndolos dar un leve saltito del susto debido a que estaba todo el completo silencio.

Bueno menos Izuku quien sorbía su jugo con una pajilla que había encontrado en el refrigerador. Para él siendo totalmente normal la escena.

Las palabras en su mente eran: Era como el pan de cada día.

El número 61 | TodoBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora