¡! 61

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Un rubio cenizo suspiraba lentamente. Estaba en su respectivo asiento con una mano en su mentón. Se sentía algo decepcionado, hoy no había visto a aquel chico lindo jugar en sus prácticas. Muchas cosas pasan, entre ellas que él también llegó a caer por aquel guapo chico.

En aquello habían muchos problemas. Uno, era muy, exageradamente, popular. ¿Como no? Era el mejor jugador que tenía el equipo, más conocido como El número 61 del bachillerato Kohei. Cualquier que se enfrente al número 61 de ese equipo, no tendrá oportunidad. Perdería instantáneamente.

El casillero del chico estaba lleno de cartas, chocolates y algunos bentos las doce horas que durábamos en el instituto. O quince por parte de los equipos que se quedaban a entrenar hasta tarde. El, en lo personal nunca dejó alguna cosa ahí, pues sabía que aquel no las leería. Si, todos veían como echaba lo que le traían en su bolso.

Pero Katsuki sabía que solo leería uno o dos, comería la mitad de algún bento o solo un chocolate que sea de su agrado, y luego solo le daría pereza y las llevaba a su hogar. Después de ahí no sabía. Tal vez las tiraba o solo lo dejaba en lugar su habitación. Pero leerlas, no lo hará nunca. Para ser alguien atlético, era muy holgazán.

Segundo problema, el ni sabía de su existencia. Venga ya, era dos años mayor que el, a penas volteaba a ver a su aula. Bien, entendía que no le gustaban menores que el, pero que le costaba mirarlo, ¡un milisegundo! Todavía recuerda como su profesora le mando a llevar unos libros hasta su aula.

Al principio se negó, claro esta. Pero le amenazo con bajarle puntos, ya que hace unos minutos había tenido un examen entre sus manos, el obviamente fue el primero en terminar y la profesora aprovechó esto ya que aquel maestro se lo pidió antes de entrar a las aulas, pero no podía irse y dejar a una bola de estudiantes con un examen, solos.

Katsuki fue con las piernas temblando. Casi se les caían los libros cuando tocó la puerta del aula. Cuando escuchó el permiso casi se caga, literalmente. Entró, seguro su interrupción llamaría la atención de todos allí, incluida la de el.

Su cabeza quedó en blanco cuando vio el salón de clases estaba...

Vacío.

O bueno, casi, ya que Deku estaba ahí seguramente castigado. ¿Se habrá metido en alguna pelea otra vez? Da igual, lo que hace Deku le vale mierda. Suspiro yendo hasta profesor para dejar el mandado, este le agradeció. Cuando iba a salir escuchó un, Mire que buen chico señor Midoriya, usted debería poner el ejemplo no los niños de primero.

Bien, si se molesto por que lo llamaron niño, pero no evito que mirara hacia el que ahora se tiño el pelo de verde oscuro. Quien le sacó el dedo de el medio importándole poco lo que había dicho el profesor anteriormente, el le sacó la lengua antes de salir de allí con una pequeña sonrisa.

Tres, el chico era completamente hetero. Y esto todos lo sabían con certeza. El chico bicolor no daba indicios de estar en la otra banca, y menos con medio bachillerato detrás de él. Además, su exnovia lo confirma.

Kiyomi Yaoyorozu.

Hermana menor de Momo Yaoyorozu. Las dos hermanas eran populares en la preparatoria, aunque claro, no recibían tanta atención como el chico de mirada dual. Pero estaban ahí.

A Katsuki, en lo personal. Le cae bien Momo. Ella estaba en tercero junto con Todoroki Shouto, y según escuchó, estos aún eran amigos pese a la ruptura desastrosa, si, desastrosa, que tuvo con su hermana. La chica era amable, inteligente y muy hermosa la verdad.

El número 61 | TodoBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora