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Capitulo:
En Búsqueda

El rey se encontraba molesto, daba vueltas en su lugar como león enjaulado, miraba de un lado a otro, preguntándose la razón del porque sus súbditos eran tan incompetentes.

Su vida no era sencilla, era un rey con un pueblo lleno de personas rebeldes o de pocas ganas de crecer, por eso y más cosas, estaba pensando en desarrollar vida humana a base de la tecnología que tenía, después de todo, debía sacarle provecho a la tecnología que hacía a las personas del reino ser lo que eran ahora...

Divagaba en sus ideas, pero, no tardó en darse cuenta que se había perdido en sus pensamientos. Sacudió la cabeza; en un intento por no pensar más en esas ideas del futuro.

Miraba una vez más aquel gran salón, esperaba ansioso la llegada de su ex-comandante, un chico de apenas 19 años que, si bien lo había retirado de su ejército por su actitud, era más útil que cualquier otra persona.

Si lo pensaba bien, era molesto depender de un crío, uno del cual recordaba que él mismo solía reírse del muchacho, sobre los sueños y deseos del futuro que tenía y, mientras volvía a reír por el simple recuerdo, algo se escuchó a las afueras del gran salón y supo, por mera intuición, que se trataba del ex-comandante que estaba esperando. De esa manera fue que empezó a tomarse más en serio; acomodó su extensa capa, movió sus escudos de oro para ocultarlos y caminó en dirección al ruido.

En lo que caminaba se daba cuenta de los hombres tirados, los miraba con desprecio, pero solo se limitababa a eso mientras caminaba, ya sabía la razón de su caída y eso no le sorprendía.

Al cabo de unos minutos, y de ver a más hombres tirados, pudo notar a un chico de cabellos cortos de color azabache, con una cicatriz de dos puntos, ojos negros y con un característico sombrero de paja.

──Te presentas ante mí con esa apariencia ¿Acaso eh perdido, ante ti, mi poder como rey?

El chico lo miraba, sin decir una palabra, con una mirada neutral y un gesto de frialdad, se le notaba molesto, aún así, hizo un gran esfuerzo por arrodillarse y bajar la cabeza.

──Veo que te preocupas por tu hermano preso, haces bien.

Cada que hablaba lo hacía como si de un cuchillo se tratará, pero, estaba llegando a los límites.

──Cállate.

La voz molesta, pero firme, que utilizó el más joven hizo callar al rey en un instante. Hubo silencio unos minutos, poco después, el chico se cansó de estar arrodillado y terminó sentándose en el suelo, mirando desde ahí el rostro molesto del mayor.

──Me confundí, sigues siendo el mismo tonto de antes.

Ignorando sus palabras miró por el lugar, buscando algo──. ¿Por qué estoy aquí?

──Quiero que traigas de regreso al tercer príncipe.

──No quiero.

El rey bufo molesto, le cansaba tratar con esa actitud molesta e infantil del menor, con cuidado mostró uno de sus escudos dorados y las pupilas del chico se dilataron.

──Puedes hacer lo que quieras, pero, ¿Y si uso mis poderes que se me concedieron como rey? ¿Crees poder seguir siendo libre?

Estaba satisfecho con la mueca del chico, de esa manera, ocultó nuevamente aquellos escudos dorados.

──Es mi amigo, si fuera por su bien, no dudaría en hacerlo.

──Créeme, es por su bien.

Al escuchar eso, el menor se levantó, sacudió su ropa y se acomodó el sombrero──. Ya lo sabía, debo buscarlo ──en cuanto terminó le miró de manera fija, después, lo señaló──. Pero no te lo pienso traer, lo haré por mi cuenta.

──¿Crees que podrás negarte?

──Si pierdo la vida por cumplirlo, valdrá la pena.

──Tks, como sea, apresúrate o Domflamingo lo encontrará antes que nosotros.

Ya estaba de salida, notando cómo el chico estiraba sus extremidades adormecidas, haciendo con total naturalidad y calma un "Hmm".

──Por el momento puedes presentarte como el comandante de la primera fila imperial del Germa, te daré ese poder, pero debes usar una armadura dorada que te va a d-

──No gracias, ya tengo mi manera de presentarme.

Al principio el rey no entendió, procesó la información con lentitud y se dió cuenta de que esas palabras no eran ninguna broma──. No me digas que es esa estúpida frase que incluso usabas hace dos años.

──Bien, debo irme.

──¡Ex-comandante Luffy, te prohibido decir esa estupidez!

A pesar de los gritos del rey, el chico se fue del lugar corriendo apresurado, de golpe, se detuvo antes de terminar totalmente fuera del enorme salón.

──¡Oye, viejo! ¿¡Puedo llevarme al mago de la Torre Sur!?

──¿¡A quién!?

──¡Al mago de la Torre Sur!

──Ah, habla de ese bueno para nada...

──¡No te escucho! ¡Habla más fuerte!

──Serás, tú deberías acercarte ──murmuraba molesto y después alzó la voz──. ¡Puedes llevártelo, no importa!

──¡Gracias!

El muchacho empezó a reír y después se fue de ahí corriendo, por otro lado, Judge estaba furioso, había perdido total compostura de si mismo al hablar con ese niño, bufó molesto, y de regreso a su trono dió la orden de mandar al calabozo a los idiotas que habían humillado al gran reino del Germa, sí, estarían presos solo por haber perdido ante un niño de apenas 19 años.

Y justo a las afueras del reino, se encontraba aquel chico, miraba el lugar con atención mientras buscaba algo.

Al encontrar lo que buscaba no pudo evitar sonreír ampliamente y entrar rápidamente a aquella torre de runas, aquella a la que estaba mirando justo minutos antes, dentro de ella estaba lo que buscaba; lo había visto desde afuera, por una ventana que apenas y daba la posibilidad de ver un mechón del cabello de la persona a la que quería llegar.

──¡Ace!

──¿Luffy?

El grito en la zona hizo que los magos se detuvieran en seco, tuvieron miedo de la forma en que pudiera llegar el muchacho, pero, por un segundo que creyeron haberla librado fue cuando aquel chico apareció de la nada, volando justo a la dirección del mencionado Ace.

El Principe VinsmokeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora