Y pensar que solo había pasado una hora desde que llegamos y ya había perdido de vista a Fabia por tercera vez.De mi hermano y cuñado no me preocupaba, pero de ella, de ella si que lo hacía porque apenas llegar murmuró algo de que un clavo saca otro clavo y que ojo por ojo y diente por diente, y sabrá Dios que estaba pensando pero quiero evitar que haga algo de lo que mañana pueda arrepentirse.
—¿A quien buscas?. —preguntó Alan, teníamos poco rato en la pista de baile.
—A Fabia.
Sé que no estaba del todo prestándole atención a mi novio pero es que en serio Fabia estaba a punto de sacarme canas verdes, no es una niña y sé que puede cuidarse sola pero... ¡joder! es mi familia y si puedo evitar que haga una cagada, lo haré.
—Mírala, allá está. —señaló un lugar por detrás de mí, ahí justo en las escaleras estaba ella, sentada con la vista en la nada y un vaso rojo entre sus manos. —Iré con los chicos y así tu vas con ella, ¿te parece?.
Asentí y con un corto beso sobre mis labios se despidió, yendo en dirección contraria a la de él me dirigí hacia las escaleras y apenas llegar me senté a su lado. No dije nada y ella tampoco, solo dejó caer su cabeza sobre mi hombro y nos quedamos ahí, en medio de una casa llena de gente y música a alto volumen pensando en todo y a la vez en nada.
—¿Crees que fui mala persona?. —su voz era algo baja y aunque la música estaba bastante fuerte, aún así pude oírla debido a nuestra cercanía.
—Creo que eres una de las mejores personas que alguien pueda conocer, eres una buena amiga, buena prima, buena hija, novia... hay muchas cosas buenas en ti, la gente debería de sentirse afortunada de tener a alguien como tú en sus vidas.
Solo un asentimiento tuve como respuesta, oí como sonó su nariz y esa fue una señal bastante clara de que la chica apoyada en mi hombro estaba llorando.
Nadie merece llorar por amor, y es bastante contradictorio porque ese es uno de los sentimientos más bonitos que puede haber, pero también es uno de los que te destrozan el corazón de la peor manera.
—¿Puedes volver a ser tú aunque sea por un par de horas?. —tal vez estaba siendo egoísta por no dejarla sacar sus sentimientos pero, quiero que se olvide de eso que la lastima aunque sea por un rato.
—¿Quién se supone que soy yo?. —preguntó viéndome fijamente, sus ojos estaban cristalizados y se estaba aguantando para no seguir derramando lágrimas.
—Eres Fabiana Marie Reece, tu amas las fiestas y aún no puedo creer que en este momento los papeles se hayan invertido, sueles ser tú quien me obliga a disfrutar de esto —señale a mi alrededor.
Se quedó callada un momento y de pronto rodeó sus brazos alrededor de mi cuello, le devolví el abrazo, a veces solo necesitamos eso para salir un poco de ese pozo en el que estamos.
—Tienes razón —secó una última lagrima que recorrió su mejilla. —no fui yo quien falló, duele, pero no merezco cargar con un peso que no es totalmente mío. —de golpe se levantó y me tendió la mano para que la imitara, lo hice. —ya habrá un momento para llorarle a la almohada, pero justo ahora, Thomas se puede ir a la mismísima mierda.
Tomándome de la mano caminamos entre la multitud de cuerpos sudados hasta llegar a la gran barra de la cocina donde estaban los chicos reunidos.
Sin decir nada se colocó al lado de Godzilla y luego de un asentimiento tomó un nuevo vaso y se sirvió de una botella con líquido rosa que estaba junto a los chicos.
Sentí un brazo rodear mi cintura y un pequeño beso ser depositado en mi cuello, no me hacía falta voltear para saber que era él, mi chico de ojos verdes.
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TENTACIÓN II
RomanceLas cosas no pueden acabar así, ¿no?. Este es un nuevo comienzo pero aunque una de las partes se niegue, por una situación u otra siempre acaban involucrados nuevamente. Como ven en el título, esta es la continuación del primer libro de TENTACIÓN po...