⚛Capítulo 44⚛

7.3K 892 88
                                    

Alan POV:

La vida de pareja es una aventura bastante interesante...

En el trayecto de estas ultimas semanas hemos aprendido a acoplarnos el uno al otro, ambos tenemos pequeñas manías, pero eso lo hace todo más real. No es un cuento, mucho menos una película donde todo es perfecto, no, Venus y yo si peleamos, incluso por cosas tan tontas como un libro fuera de su lugar, o cuando ella cambia de lugares mis perfumes. Aún así, siempre encontramos un punto medio en el que ambos estamos conforme.

Y bueno, mi parte favorita de la vida en pareja es el final de algunas noches. Ambos sudados, con la respiración agitada, sin ropa de por medio y con su cuerpo rozando el mío.

Aquí, los dos juntos en nuestro espacio, es todo lo que podría pedir.

—¿En que piensas?

La voz de venus me sacó de mis pensamientos, ni cuenta me había dado que había estado jugando con mi desayuno.

—Hay algo que siempre he querido hacer, ¿por qué exactamente?, no lo sé, supongo que quiero sentir esa adrenalina.

—Y ¿Qué es?.

—Paracaidismo. —no pude pasar desapercibido su expresión al oírme —¿Lo intentarías conmigo? No tienes que responder todavía, piénsalo todo lo que quieras.

—¿Todo lo que quiera?. —asentí —vale, te doy la respuesta dentro de tres años.

Eso me hizo reír . Es más que obvio que no quiere hacerlo.

—Vale, espero lo que sea necesario, pero ahora apurate porque te voy a enseñar a conducir.

Apenas terminé de decir eso saltó del banco junto a la encimera y se plantó frente a mí.

—¿En serio? —asentí y salió corriendo hacia el pasillo, oí como se azotó la puerta de la habitación y poco después estaba de regreso con unas deportivas calzadas y cambiada por algo diferente al pijama que cargaba puesto. Venía caminando por detrás de mi hasta que llegamos al ascensor, pulsé el botón que da al estacionamiento y una vez se cerraron las puertas sentí sus brazos rodeando mi cintura y su cabeza apoyada en mi pecho.

Salimos y fuimos directo hacia el lugar donde estaba aparcado mi auto, ambos tomamos nuestros lugares y empecé a conducir hacia un terreno a las afueras de la ciudad. El viaje fue bastante corto, y apenas  llegamos; Venus se bajó a observar todo a su al rededor.

—¿Por qué vinimos aquí?, pensé que me enseñarías en algún estacionamiento o algo parecido.

—Vamos por partes. El primer paso es éste, darte mi auto en un lugar donde no puedas atropellar a alguien y mucho más importante, no lo puedas chocar.

Cambiamos de lugar y cuando subí al asiento del acompañante Venus estaba con ambas manos puestas en el volante y una sonrisa deslumbrante, tal cual un niño con juguete nuevo.

Estiró la mano y le subió volumen a la radio solo porque sonaba una canción de Harry Styles. —No es tan difícil.

—Ni siquiera has encendido el auto. —me burle.

—Con razón sentía que nada se movía allá afuera.

Acató cada instrucción que le daba, aunque solía confundirse bastante cuando le decía que frenara y hacía lo contrario. La primera vez le dio por llorar, la segunda le dio un ataque de risas, y a la tercera, al fin logró no confundirse con el acelerador y el freno.

—¿Puedo llevarlo de regreso?

—Hoy no, cariño, no quiero que te estrelles con un árbol al lado de la carretera.

—Bien, ¿pero puedo dar una última vuelta yo sola? —asentí a sus palabras y me bajé del auto.

Al principio iba lento, y se suponía que al llegar al roble daría la vuelta pero por lo visto volvió a confundir el freno con el acelerador y terminó estrellando el Jeep contra el árbol. Corrí la distancia que había de por medio y llegué poco después que ella saliera del auto para ver los daños.

—De haber sabido que igualmente ibas a chocar el auto; te hubiese enseñado en plena autopista.

—Lo siento. —su voz era baja, después de decir eso rompió a llorar.

Yo no sabía si consolarla, reír o ponerme a llorar junto a ella. Lo irónico de la situación es que la traje a un espacio bastante amplio, sin muchos obstáculos y aún así chocó mi auto.

—Esta bien, no pasa nada. —la rodeé con mis brazos, su rostro estaba oculto entre sus manos y oía como trataba de ocultar sus pequeños sollozos.

—Si pasa, hice lo único que me pediste no hacer.

—Es solo un auto cariño, no pasa nada. —sus sollozos se hicieron más fuertes e intentaba hacer que se calmara frotando su espalda.

¿Estaba molesto? Por supuesto que sí. Chocó mi Jeep —lo cual ya saben que para mi es una como una reliquia —y repararlo costará una grande. Pero saber que pudo hacerse daño hace que todo mi enojo quede atrás.

—Prometo que pagaré la reparación.

—No es necesario. —se saparó de mi y volvió a acercarse a la parte delantera del Jeep.

Visto desde mi posición no estaba tan mal, claro, si tener la parte derecha del capó hundido no es considerse algo "tan mal". Di la vuelta y tomé mi lugar tras el volante, pocos segundos después la puerta del acompañante se abrió y Venus se dejó caer sobre el asiento, ya no lloraba, pero su mirada lucía triste y arrepentida.

En todo el camino no dijo nada, de vez en cuando volteaba a verla pero seguía en la misma posición, con su cabeza apoyada en la ventanilla y la vista fija en el frente. Ni siquiera sé molestó en cambiar la radio como suele hacerlo frecuentemente, de hecho, esta vez solo la apagó y dejó que el silencio reinara en el pequeño espacio.

Sé que estaba cuestionandose el haberme pedido manejar sin mi al lado. Pero a pesar de eso, sabía que lo que le tenía la mente ocupada era el haber chocado el auto. Ella más que nadie sabe cuánto lo cuidaba y que en pocas ocasiones dejé que alguien más lo condujera, la conozco tan bien que sé que es justamente eso lo que la tiene ausente, pero sinceramente ese es un problema menor comparado con que pudo haberse hecho daño.

¿Cómo le explicaba a su madre y su hermano que terminó en el hospital porque le estaba enseñando a conducir? Viéndolo así, un auto chocado no es la gran cosa.

Antes de regresar al departamento decidí pasar dejando el auto a algún taller mecánico que estuviera relativamente cerca de casa, por suerte y había uno a unas cuatro cuadras. Iba a pedir un taxi cuando Venus empezó a caminar, la seguí sin pensarlo dos veces, poco habíamos avanzado cuando en lo alto del cielo oscuro un rayo hizo presencia y poco después empezaron a caer las gotas de agua, solo unos pocos minutos bastaron para que la fuerte lluvia nos agarrara desprevenidos en medio de la calle y aún bastante lejos del edificio.

Venus —quien iba unos cuantos pasos por delante de mí —empezó a saltar sobre los charcos que se formaban mientras bailaba alguna melodía inexistente, me apresuré a llegar a su lado, cuando lo hice escuché un par de maldiciones y luego una risa llena de vida, la fuerte lluvia me impedía ver con claridad, observé a mi alrededor y no vi a mi chica si no fue hasta que bajé la mirada que la vi sentada en la acera. Me devolví y me senté a su lado.

—Mi esposo me va a pedir el divorcio por haber chocado su preciado auto. —su voz se dejó oír apenas me senté junto a ella.

—Tu esposo es un tonto si  te pierde por un auto. Estoy seguro que podría comprar otro igual o mejor, pero ¿dónde consigue a alguien como tú?.

—Lo siento. —dejó caer su cabeza en mi hombro. Duramos unos minutos más sentados allí dejando que la lluvia nos empapara.




Capítulo dedicado a mis bebés:

*ClauCervantes2
*Anny_D24
*LilianaCorrea721
*AnahiCastellon3
*rachel_ysuteni2
*Wendy29_09

TENTACIÓN IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora