5. Idiota.

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— ¿Y? ¿Alguna idea? — Preguntó Keisuke llegando a la mesa del comedor, Ryuguji y Takashi negaron. — ¡Pues se están tardando! ¿De verdad piensan ayudarme así?

— Oye, te recuerdo que el asunto es tuyo, un poco más de respeto. — Contestó el de cabello plateado con una voz seria.

— Y ustedes se ofrecieron a ayudarme.

— Relájate. Solo tenemos dieciséis, no somos una clase de mentes maestras o algo así. — Contestó ahora Kenchin.

— Draken, tú siempre consigues que las chicas estén detrás de ti, ¿cómo lo haces? — Keisuke se recostó en la mesa sobre sus codos.

Su rubio amigo se encogió de hombros. — No lo sé, he ignorado a muchas, mientras más las ignoras, más se acercan. Quizá ignorarlo pueda serte útil.


Los tres amigos habían pasado los últimos dos días juntos. Baji seguía sin querer acercarse a Chifuyu, quien ahora parecía estar más cerca de Takemichi.
Y todos saben que Takemichi tiene una novia, Tachibana Hinata. Pero no por eso hacía menos los celos del pelinegro cada vez que el chico estaba cerca de Matsuno.

Baji era una persona altamente territorial, y el no poder acercarse al pequeño rubio sin sentir nervios no le estaba ayudando nada.
No sabía por qué su persona favorita encontraba tan interesante al llorón y tampoco estaba enterado de lo que Chifuyu y Takemichi solían hablar tan entretenidos. Eso le hervía la sangre. Porque seguro hablaban temas importantísimos que el también querría saber. Justo como ahora en la cafetería.






























— ¿Ya probaste las frituras de crema y especias? — Preguntó Hanagaki con la boca llena.

— No, me dan asco. — Se rió el rubio. — ¿Recuerdas la tienda a la que quería entrar?

— Oh, claro que sí. ¿Que sucedió?


El rubio con un rubor en sus mejillas y los ojos cerrados mostró su muñeca como si estuviera presumiendo un anillo de matrimonio a su mejor amiga.
Su muñeca tenía una pulsera con el nombre de la tienda de mascotas, y luego abrió su chaqueta, mostrando su chaleco especializado con su nombre en una plaquita.
Los ojos de Hanagaki se iluminaron bastante asombrado, levantándose de la mesa para mirarlo mejor y sonrió.

— ¡Empiezo justo hoy! — Concluyó Chifuyu.

— ¡Oww, eso es tan lindo! ¡Felicidades, Fufuy!


Ambos compañeros se levantaron, uniendo sus brazos al entrelazarlos y empezar una danza extraña que incluía girar en círculos con saltitos y sus brazos entrelazados.
La felicidad y el raro baile de los amigos los hacía ver ridículos, pero por alguna razón se miraba como una extraña escena de felicidad de cualquier anime.

A Baji en la lejanía le asqueaba ver como el inútil miembro nuevo de la ToMan tenía toda la atención del pequeño rubio bonito.





























La reunión de la pandilla había terminado, y aunque Baji recientemente había sido despenalizado de tener prohibido asistir, aún se estaba acostumbrando a no pelear por cualquier cosa.

"— Es que te agravias."
Fue la explicación de su comendante, "el centro del universo". Porque si éramos sinceros, no era culpa del pelinegro que todos fueran tan desesperantes.

Y aún así, seguía de mal humor, porque al parecer, lo que hizo tan felices a Chifuyu y a Takemichi en la escuela, también se lo habían presumido a Hakkai y a los gemelos Kawata, quienes aplaudían alegremente a un rubio sonrojado.

Chifuyu no se sonrojaba por nadie, no si no era Keisuke haciendo cualquier cosa que al menor le pareciera genial. ¿Que era lo que hacía con Takemichi y por qué los otros tres idiotas celebraban también?

Su mal humor era el causante de muchas cosas malas en su vida.

— ¡Baji, Baji! — Llegó alegremente el rubio.

— ¿Qué quieres, Matsuno? — Escupió con indiferencia.


Su corazón corría a la máxima potencia. ¿Desde cuando era tan bonito?


— Es que quería contarte algo, ¡es algo muy loco! Bueno, es algo que tiene cosas muy buenas... — Kaisuke sonrió con ternura, el rubio movía rápidamente sus manos sobre su cabeza y como ademanes para sus palabras. Tierno. — Takemichi me dijo que también deberías saberlo tú y-

— ¿Takemichi? Oh. — Su sonrisa se volvió una mueca. — Entonces no me interesa saberlo.

— Pero... es importante para-

— Que seas mi sub comandante no me hace partícipe de querer saber las intimidades sobre tu vida privada. — Fingió indiferencia.

— ¿Por qué actúas así? Somos amigos... ¿no? — Preguntó, intentando acercarse y tomarlo por su chaqueta negra de uniforme.


Pero Keisuke se alejó.

— Chifuyu, solo te mantengo cerca porque sabes pelear, no te agrandes tanto.


Un nudo se formó en la garganta del ajeno, quien lo miraba con bastante coraje, los ojos cristalinos y que rápidamente cerró su chaqueta negra. Estaba herido.

— Eres un idiota, Keisuke Baji.


Murmuró antes de alejarse de allí. La sinceridad con la que lo dijo, cayó como flecha al pecho del mayor, quien solo apretó los dientes y miró a otro lado.
Se había pasado de la raya, ¿verdad?

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